Ni un inoportuno pinchazo a tres kilómetros de la Torre Eiffel frenó a un Remco Evenepoel convertido en una de las estrellas de los Juegos. El chico mágico de Bélgica ya es tan y tan querido en su país que hasta se ha ganado el amor eterno de Wout van Aert, que parecía un enemigo irreconciliable y que en París se convirtió en su fiel escudero. Dos carreras ciclistas se han disputado en los Juegos y las dos las ha ganado Evenepoel, con clase, con potencia y con estilo. Ni Eddy Merckx, en sus años de gloria, hizo una proeza de tal calibre. No pasó de la 12ª posición, en 1964, con 19 años.

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