Ni una, ni dos, ni tres sino muchas veces. El debate sobre un concierto fiscal para Cataluña no es nuevo. Nunca ha estado tan cerca de materializarse como ahora ni jamás un Gobierno había llegado a esa concesión, entregando la llave de la caja a los partidos independentistas catalanes, pero el debate lleva ahí años. El PSC ha empujado en muchas ocasiones para arrastrar al PSOE a esa posición. Hasta ahora, los socialistas andaluces se habían jactado de ser “el fiel de la balanza”, “los garantes de la igualdad” o el “muro de contención de privilegios”. Ese freno se ha diluido.
El PSOE andaluz de Juan Espadas ha optado por el silencio. El secretario general de los socialistas andaluces se ha desmarcado del resto de líderes territoriales del partido que, de forma más o menos rotunda, han dejado claro que quieren explicaciones y que no están de acuerdo en los términos del pacto con ERC. En Ferraz temían especialmente que Asturias se alineara entre los críticos y daban por descontada la oposición de Castilla-La Mancha. La claridad de Adrián Barbón, el barón asturiano, con un tono distinto pero con un fondo muy parecido al de Emiliano García-Page, hace que el silencio del PSOE de Espadas sea todavía más estruendoso. Hay “preocupación” e “inquietud”, admiten dirigentes del PSOE andaluz, pero de momento todos dicen lo mismo: “Hablaremos más adelante”.
Investir a Illa
La orden, directa desde Ferraz por boca de Santos Cerdán y María Jesús Montero, es guardar silencio hasta que sea investido Salvador Illa y abrir el debate en septiembre. El mensaje es que queda mucho recorrido todavía, que habrá que modificar muchas leyes en el Congreso y que es “una garantía” que sea Illa quien como presidente de la Generalitat negocie el futuro concierto catalán. El PSOE andaluz ha acatado de forma muy disciplinada la orden de la dirección de Pedro Sánchez. Da un voto de confianza a la dirección y espera que el acuerdo de ERC se reconduzca a posiciones asumibles que no abran la puerta a privilegios.
No siempre ha sido así. Lejos de callar, el PSOE andaluz siempre ha elevado la voz con más o menos virulencia ante los envites del nacionalismo catalán para hacerse con la llave de la caja. La última vez fue en agosto de 2015.
2015, ‘no’ rotundo al cupo
En 2015, el PSOE andaluz, con Susana Díaz al frente, rechazó un pacto fiscal para Cataluña y aludió a la Constitución. El diputado onubense, Mario Jiménez, era portavoz parlamentario y fue el encargado de enfrentarse a los globos sonda que lanzó entonces Ferraz, en concreto el secretario de Organización, César Luena, que buscaban dar un balón de oxígeno al PSC en un momento de hundimiento del socialismo catalán.
Jiménez rechazó la aprobación de un pacto fiscal para Cataluña, asegurando que el sistema de financiación autonómica debe reformarse para aplicarse mejor en todas las comunidades pero que las excepcionalidades para los territorios forales “son los que son en la Constitución y las únicas que tienen que existir”. “No defendemos ni vamos a defender nunca que se establezca ningún tipo de mecanismo que pueda significar comprometer la unidad de ingreso”, añadió. El mensaje contra cualquier sistema que abriera la puerta a una España a dos velocidades fue firme.
2014, contra Rajoy y Mas
“Andalucía volverá a jugar el papel que siempre ha jugado. No vamos a consentir que se utilice la financiación como moneda de cambio para solucionar un problema territorial”. Son palabras en 2014 de la actual vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, cuando era consejera andaluza. Se pronunció en una conferencia en la que estuvo muy presente el debate político catalán en un momento en el que Artur Mas empujaba por una consulta por la independencia de Cataluña.
Montero, entonces, acusó al presidente Mariano Rajoy de mantener privilegios en algunas regiones y permitir la discrecionalidad en el reparto de fondos. En ese momento, la Junta de Andalucía acusaba a Rajoy de ofrecer prebendas a Cataluña a cambio de que aparcase su deriva soberanista. «Por los recursos competimos todos, necesitamos una reforma constitucional que haga que todos se sientan cómodos. Y cuanto más tarde se aborde el debate, menos posibilidades de solucionarlo”, insistió la actual ministra de Hacienda.
2013, la Declaración de Granada
La Declaración de Granada en 2013 aprobada por el PSOE bajo la batuta de Alfredo Pérez Rubalcaba sentó las bases de “Un nuevo pacto territorial” pero en contra de la reinterpretación que los socialistas andaluces hacen ahora de ese documento, como advierten algunas voces críticas, no incluía ninguna mención al concierto catalán.
Ese acuerdo, sellado en Granada, alertó del intento del secesionismo de que Cataluña “rompa con España” y defendía “la solidaridad para seguir reduciendo las desigualdades territoriales”. “El federalismo es el único punto de encuentro posible”, recogió el documento, que defendía el Estado de las Autonomías pero abogaba por una reforma de la Constitución «hacia una estructura federal». El PSOE logró desviar la petición del PSC de autorizar una consulta en Cataluña y en ese momento Andalucía sí respaldó ese viraje hacia el federalismo. Durante años, el PSOE andaluz se amparó en esa declaración, que defendía la garantía de igualdad entre todos los españoles, cuando el PSC apretaba hacia otras posiciones o el problema de encaje de Cataluña conducía el debate territorial a posiciones complicadas.
2009, frente a ERC
El PSOE andaluz gobernaba en la Junta de Andalucía con José Antonio Griñán como presidente en 2009 cuando se negoció con ERC y salió adelante el sistema de financiación autonómica que está ahora mismo en vigor. Ya los independentistas catalanes introdujeron el principio de ordinalidad, con el que Andalucía transigió y que garantizaba que Cataluña no saliera perjudicara en el reparto del dinero en la caja del Estado, vigilando que quedara en la misma posición en el ranking como receptora y pagadora de fondos.
Griñán se plantó ante el entonces vicepresidente y ministro de Política Territorial, Manuel Chaves, que acababa de cederle la presidencia de la Junta para irse a formar parte del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. El enfrentamiento fue tildado por la oposición como “un paripé” pero Griñán no guardó silencio. El PSOE andaluz aseguró que “Andalucía sería garante de la igualdad de todos los españoles”, denunció “la sobreactuación” de ERC y reprochó al PSC su posición en los órganos internos del partido. Eso al menos recogen las hemerotecas.
2004, contra Maragall
El presidente de la Generalitat, el socialista Pasqual Maragall, en 2004 abogó por “dar un paso adelante en la reforma del Estado”. El PSC pedía identificar como nacionalidades históricas a País Vasco, Cataluña y Galicia en la Constitución. “Andalucía será un muro de contención de reivindicaciones nacionalistas o particularistas que supongan privilegios y desigualdades entre territorios”, advirtió Manuel Chaves, entonces presidente de la Junta y líder del PSOE andaluz. Su mensaje en contra de abrir privilegios a algunas comunidades fue firme y cargó contra la “insolidaridad” entre territorios.
1996, Aznar y Pujol
Cuando José María Aznar cerró el Pacto del Majestic en 1996 en Barcelona, haciendo concesiones inéditas al nacionalismo catalán de CIU y Jordi Pujol, el PSOE andaluz criticó con fiereza al presidente del Gobierno durante años. El entonces presidente andaluz, el socialista Manuel Chaves, alertó de que las negociaciones del Gobierno con algunas comunidades estaban abriendo “grietas” y “puertas muy peligrosas y delicadas” en el Estado de las Autonomías y aseguró que Andalucía no pensaba permanecer al margen.