“Full, full, ¡y la clava! ¡Madre mía! ¡Madre mía! ¡Espectacular”, se escuchaba entre los comentaristas tras acabar el último ejercicio de infarto de Simone Biles. Una larga ovación para la estrella norteamericana, y… ¡oro! Simon Biles continúa haciendo historia y gana su segundo oro olímpico en el concurso completo inviduaal de gimnasia artística en estos Juegos de París 2024.
Biles acumula 39 medallas entre mundiales y olímpicos, de las cuales 23 son de oro superando de lejos al gimnasta con más medallas, Vitali Shcherbo, campeón olímpico em Barcelona ‘92. La estrella perfectamente imperfecta en esta final de All-Around, donde ha vuelto a brillar y a deslumbrar haciendo disfrutar de cada ejercicio a un estadio Bercy Arena de París abarrotado. Nadie quería perderse este espectáculo olímpico entre la estadounidense y la brasileña Rebeca Andrade, y ambas han cumplido hasta el último momento.
El equilibrio de barra de Simone ha sido perfecto desde principio a fin, ofreciendo una seguridad y una excelencia a cada paso, giro y split. Aunque, al entrar al estadio Bercy, nadie tenía dudas de que Biles era merecedora del oro, la brasileña Andrade no se lo ha puesto nada fácil y ha apretado hasta el final, generando dudas sobre quién sería la ganadora de ese oro olímpico. Finalmente, sobre el tapiz, Biles ha vuelto a hacer historia en una final que había despertado mucha expectación. Es el colofón para una vuelta meteórica de la gimnasta con una medalla que, a pesar de que aún le quedan otras competiciones, disipa cualquier duda sobre su regreso después de ese parón por salud mental.
“Está muy a gusto, con muchas ganas. Es un evento importantísimo para ella”, afirmaban sus cercanos que habían hablado días antes con la gimnasta. Simone Biles está de vuelta y ha luchado para ganarse su propia confianza perdida tras Tokio 2021, y la del público. Estaba preparada, lo demostró y ganó.
Una competición muy igualada entre Andrade y Biles, con una mínima diferencia entre ambas. Rebeca tenía que marcar encontrar ese punto distintivo de alguna manera, aunque para ella era algo más difícil puesto que la favorita era la norteamericana, aunque curiosamente, para Simone la era la brasileña. La aplaudía cada vez que finalizaba y suspiraba. Ella era la siguiente y todos los ojos estaban puestos sobre sus hombros. La presión era doble.
Finalmente, Biles se hizo con el oro, Andrade con la plata llevando a Brasil por primera vez al podio en esta modalidad, y la estadounidense Sunisa Lee con un ejercicio de suelo brillante que proyectó hasta la medalla de bronce. Ni ella misma se lo creía, que le costó mirar la pantalla.
Biles, símbolo de resiliencia
Se sabe casi todo de ella, desde sus fantasmas hasta sus glorias. Tocó con sus manos el éxito quizás demasiado joven, y eso acabó en un KO tras su paso por los Juegos Olímpicos de Tokio 2021. Su mente no respondía. El estrés conseguía paralizar su cuerpo y dejarla «inmovilizada frente al tapiz», afirmaba en su propio documental para Netflix. Hasta ahora, la pregunta era si algún día Simone volvería a ser Biles.
Ese día ha llegado. Este jueves, la joven gimnasta ha ofrecido en París un espectáculo que eleva su deporte, la competición y los sueños de cualquier joven que quiera llegar a ser algún día olímpico. Además, Simone Biles ha ampliado su legado, no solo en medallas sino con la gran lección que deja tras estos Juegos Olímpicos de París: parar por salud mental no es un viaje sin retorno. Se para, para volver más olímpica que nunca.
