La atleta María Pérez ya ha pasado a la historia del deporte español. A sus 28 años ha conseguido al fin la medalla que tanto soñaba conquistar, sobre todo tras acabar cuarta hace tres años en Tokio, en una mañana aciaga en la se quedó con la miel en los labios. Ahora sí, María Pérez ha completado su palmarés con un metal olímpico.
La carrera de la andaluza ha estado desde sus inicios salpicada de grandes éxitos, al igual que de múltiples contratiempos. Natural de Orce, un pueblo de poco más de 1.100 habitantes que se encuentra a 974 metros de altura, desde sus inicios, a los once años, empezó a destacar.
Jacinto Garzón, su entrenador de siempre, pronto vio que había un diamante en bruto en su pupila. En María Pérez había una digna sucesora de Paquillo Fernández, el primero de los muchos grandes marchadores que ha dado la provincia de Granada en las últimas décadas.
Campeona de Europa con 22 años
Su primer gran éxito le llegó al proclamarse campeona de Europa absoluta con 22 años, todavía como atleta sub 23 y a una edad muy temprana para destacar en una modalidad como la marcha, tan técnica y exigente en el esfuerzo para todos sus practicantes.
La primera gran decepción le llegó en el 2021 al quedarse a un puesto del podio olímpico en Tokio. Su peor momento llegó un año más tarde. Los jueces empezaron a fijarse tanto en su forma de marchar que la descalificaron en sus tres grandes competiciones del 2022, la Copa del Mundo, el Mundial y el Europeo. María se obsesionó tanto que llegó a reconocer que en esos duros momentos se planteó hasta la retirada.
La granadina echó mano entonces de gente como José Marín, una leyenda de la marcha española, de varios jueces españoles internacionales, y por supuesto de su técnico, Jacinto Garzón, para cambiar su técnica de marcha. No le resulto sencillo cambiar unos movimientos que tenía mecanizados desde hacía tantos años, aunque al fin lo consiguió. Los éxitos no se hicieron esperar, pues en el 2023 firmó el mejor año de su carrera al obtener un mágico doblete de oro en el Mundial al vencer en el 20 y en el 35 kilómetros marcha. También en el pasado año batió su propio récord de España del 20 kilómetros y el mundial del 35, en esta última prueba con un tiempo de 2.37.15 horas.
Su simpática reivindicación
María, siempre espontánea, se quejó con humor de que el primero de los dos oros que ganó en el Mundial del 2023 pasó casi desapercibido en España. Aquel título lo logró el mismo día en que la selección de fútbol femenino ganó el Mundial y estalló el Caso Rubiales. Su segundo oro ya sí tuvo la repercusión que ella esperaba y reclamaba.
Los problemas continuaron en el otoño del 2023. Una lesión en el sacro de la que se encontraba renqueante le obligó a pasar por el quirófano y a parar tres meses. Sin embargo, no solo no se desanimó, sino que a su vuelta se le vio más fuerte que nunca, tanto que era una de las claras favoritas a medalla en París.
María no falló para lograr la presea que le faltaba, la más importante de todas. A la granadina, siempre tan apegada a su familia, le faltó tiempo para celebrar la medalla con su gente. De hecho habló con su bisabuela por videollamada a los pocos minutos de acabar la carrera. También se acordó de Noe, la mujer con la que comparte su vida y con la que está casada. Porque María Pérez siempre ha hablado públicamente con naturalidad de su pareja, con la misma sencillez con la que pasea por su tierra saludando y haciéndose fotos con todo aquel que se lo pide por las calles de Granada. Porque María seguirá siempre entrenando en su entorno nazarí de siempre y con su entrenador de toda la vida. La medalla olímpica le cambiará su carrera pero no su forma de entender la vida.