La epidemia de acumular piedras se acentúa cada día en Fuerteventura, ya sea en las playas con los corralitos o bien en espacios protegidos con el apilamiento de estos materiales. Estas estructuras de alteran gravemente el ecosistema, ya que la flora y la fauna se ven afectadas al remover las piedras. Por un lado, la flora, que aprovecha la humedad de las piedras muere y, por otro, la fauna que habita en ellas, desaparece, al margen del impacto visual.
La concejalía de Medio Ambiente del Ayuntamiento de La Oliva ha procedido a la eliminación y retirada de túmulos de piedras que dañan el paisaje del municipio. Esta acción se lleva a cabo en la construcción conocida como Laberinto Wolf Patton ubicado en el espacio la Red Natura 2.000, una Zona Especial de Protección de Aves (ZEPA) en las zonas de Lajares, Esquinzo y Costa del Jarubio. El apilamiento de piedras que caracteriza esta obra «provoca el efecto dominó sobre el territorio municipal, dando lugar al aumento construcciones ilegales realizadas sin permiso que provocan conductas dañinas para el entorno», apuntan desde el Consistorio norteño.
Así pues, las concejalías de Medio Ambiente y Limpieza Viaria, que dirigen David Fajardo y Rubén González, respectivamente, han decidido revertir esta alteración del medio natural mediante la recogida de piedras, residuos y otros tipos de objetos.
Actos dañinos al entorno
Además, se ha colocado un cartel de buenas prácticas ambientales con el fin de impedir que se repitan estos actos dañinos para el ecosistema del lugar. El citado apilamiento de piedras en la citada zona ha generado una enorme afluencia de visitantes al lugar, a la vez que ha incentivado la creación de montículos, corralitos, fogatas, basura, retiros espirituales, encuentros con aglomeraciones e incluso la creación de nuevas veredas incontroladas que suponen un riesgo para la zona ya que se ha logrado alterar el ecosistema.