Lágrimas, gritos, resistencia y desesperación. Es lo que se vivió ayer por la mañana durante el desalojo del poblado chabolista de Can Rova, ubicado en el barrio de Can Negre. En el solar, pegado a la carretera de Sant Antoni, vivían centenares de familias en caravanas, tiendas de campaña y chabolas que ayer, tras una orden judicial, se quedaron sin el que en los últimos meses se había convertido en su lugar de residencia. Entre los desalojados había, incluso, bebés, niños y adolescentes.

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