Desde el exilio, el líder político de Hamás, Ismail Haniya, vio a su familia menguar. En abril, el Ejército israelí mató a tres de sus hijos y cuatro nietos en un bombardeo contra el coche en el que conducían por el campo de Shati en el norte de la Franja de Gaza. Hace poco más de mes y medio, 10 miembros más de su familia, incluida su hermana, cayeron víctimas de un ataque en la misma zona. Entonces, dijo que más de 60 parientes habían sido asesinados desde el 7 de octubre. “Quién crea que matar a mis hijos cambiará a Hamás delira”, declaró hace unos meses. Ahora, le ha tocado su turno. Ismail Haniyeh ha muerto este miércoles en Teherán “como resultado de una redada traicionera sionista”, según ha denunciado Hamás.
Era uno de los rostros más conocidos del grupo palestino. A sus 62 años, estaba a cargo de liderar las conversaciones para un alto el fuego en la Franja de Gaza. Casi 10 meses de ofensiva militar israelí han provocado la muerte de más de 39.400 gazatíes y la destrucción generalizada del territorio. La respuesta hebrea llegó tras el ataque de Hamás del 7 de octubre que acabó con la vida de 1.139 israelíes. Liderado por el brazo militar de Hamás, las Brigadas Ezzedin al Qassam, Haniya, al frente del brazo político del grupo, celebró la “operación diluvio al Aqsa” con mucha sorpresa. Parece que el líder, de carácter más moderado, no sabía nada de antemano sobre el ataque guardado con celoso secreto.
“Todo nuestro pueblo y todas las familias de los residentes de Gaza han pagado un alto precio con la sangre de sus hijos, y yo soy uno de ellos”, recordó en abril. A cargo del liderazgo de Hamás desde el 2017, Haniya lleva años autoexiliado de su tierra. Durante este tiempo, ha vivido entre Turquía y Doha, la capital de Qatar, lo que le permitía ser la cara visible de la diplomacia externa de Hamás. Este miércoles, precisamente, se encontraba en su residencia de Teherán para la toma de posesión del nuevo presidente de Irán, Masoud Pezeshkian, unas horas antes de que un ataque aéreo israelí acabara con su vida. Israel alcanza así a uno de los más altos cargos de la organización, elevando el riesgo a una guerra total.
Hijo de refugiados
Nacido en el campo de refugiados de Shati, en la costa de la Ciudad de Gaza, Haniya era hijo de padres refugiados de la ciudad palestina de Asqalan, ahora conocido como Ashkelon, tras la formación de Israel en 1948. Dedicó su juventud a estudiar literatura árabe en la Universidad Islámica de la Ciudad de Gaza y allí militó como activista estudiantil. Eran los años previos a la creación de Hamás. En 1983, se unió al Bloque Estudiantil Islámico, una organización considerada por muchos como la precursora del grupo que acabaría gobernando de facto la Franja de Gaza. Cuatro años después, en plena primera Intifada, Haniya estaba en las calles participando en las protestas. En ese 1987 se fundó Hamás y Haniya fue uno de sus miembros más jóvenes.
Su militancia en el grupo siguió hasta ascender puestos y acabar entregándole la vida a la organización. Pasó por las cárceles israelíes en tres ocasiones. Su condena más larga duró tres años y, después, fue deportado al Líbano en 1992 con cientos de miembros de Hamás. Un año después, tras la firma de los Acuerdos de Oslo, Haniya volvió a Gaza y se convirtió en el asesor más cercano del fundador Ahmad Yassin en 1997. En septiembre del 2003, ambos sobrevivieron a un intento de asesinato, el primero de muchos, al escapar de un edificio den la ciudad de Gaza segundo antes de ser alcanzado por un ataque aéreo israelí. Meses después, Yassin cayó víctima de otra emboscada israelí.
Orden de arresto
La popularidad de Haniya se disparó en 2006 cuando Hamás ganó las últimas elecciones palestinas convocadas en los territorios. Ese mismo año ocupó brevemente el cargo de primer ministro de la Autoridad Palestina. Occidente no reconoció los resultados de los comicios y se abrió un breve período de guerra civil entre los islamistas y el secular Fatah. Finalmente, Hamás acabó gobernando la Franja hasta el día de hoy. Desde entonces, el enclave palestino está bloqueado por Israel y Egipto y, ya antes de la guerra, era considerado “la mayor cárcel a cielo abierto del mundo”. Ahora, tras casi 10 meses de devastación, violencia y hambruna, Gaza ya es el infierno. Por muy lejos que estuviera, Haniya, a cargo de la diplomacia del grupo, sabía que no podría escapar al destino de muerte que Israel ha impuesto a todos los gazatíes.
El pasado mes de mayo la fiscalía de la Corte Penal Internacional solicitó órdenes de arresto contra tres dirigentes de Hamás, entre ellos Haniya, así como contra el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, por presuntos crímenes de guerra. Cuando asumió el liderazgo del grupo en el 2017, Estados Unidos pasó a considerarlo un “terrorista global especialmente designado”, aunque Washington ha reconocido que Israel no le avisó del ataque en Teherán. Después de defender la resistencia “en todas las formas: resistencia popular, resistencia política, diplomática y militar”, Haniya se convierte en el nuevo “mártir” de la causa palestina, como tantos otros lo hicieron antes que él.