La noche del 19 de agosto de 1989, la explosión de un vehículo cargado de pirotecnia que se hallaba estacionado en un hipermercado de San Juan (Alicante) causó 10 muertos y 29 heridos. Eran los años del plomo y en los primeros instantes se temió por la autoría de ETA. La teoría del atentado no acabó de descartarse hasta horas después de la deflagración porque quiso la casualidad que esa misma tarde, varios medios de comunicación recibieran falsos avisos de bomba en diversos puntos de Alicante, probablemente del mismo autor. La hipótesis terrorista se desvaneció conforme los análisis de la Científica avanzaban sobre el terreno, pero ello no redujo la magnitud de la tragedia.

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