A mediados de Junio se puso en marcha Hospitalitas, un proyecto realizado por la Fundación las Edades del Hombre, que abarca cuatro sedes, dos en Villafranca del Bierzo y las otras dos en Santiago de Compostela, concretamente en la cripta de la catedral y en el antiguo monasterio de San Martín Pinario. Lo primero a destacar es que lo que se muestra en conjunto desarrolla de forma complementaria una misma temática, en una asociación bien lograda entre la presentación de obras de arte de primer nivel con el uso de recursos audiovisuales, con un similar nivel de calidad en todo su recorrido. No deja a nadie indiferente lo logrado y ello justifica la exitosa afluencia de visitantes conseguidos. Hasta la fecha han pasado por sus espacios hasta 31.341 personas de los cuales 25.309 han visto lo aportado en las sedes santiaguesas.
Han sido, en este caso, los gobiernos de las comunidades autónomas de Galicia y de Castilla y León quienes han propiciado que este empeño se pudiese llevar a cabo, algo que justifica plenamente tan ejemplar colaboración entre sus dos territorios y que atañe a los mundos de la cultura, la educación y el turismo, especialmente.
La distancia existente entre Villafranca del Bierzo y la meta jacobea las cubre el caminante en ocho etapas. Quien lo hace en coche realiza ese trayecto en poco más de dos horas. Sea de un modo u otro merece la pena, y mucho, visitar esos cuatro espacios que tratan sobre el concepto de hospitalidad. Siguiendo un modo de hacer muy acuñado por Las Edades del Hombre se le otorga un papel importante a la visita guiada, de carácter gratuito, con lo cual siempre hay alguien que acompaña y aporta información sobre lo que vemos, enriqueciendo así nuestra percepción.
Quien visite Santiago en estos meses tiene en Hospitalitas una oferta de primerísimo nivel y, por supuesto, quien vive aquí también podrá gozarla utilizando, en cualquier caso, la misma entrada con la que se accede al Museo de la Catedral. Pero lo ideal es, en el caso de que se pueda hacer, que se vea toda la oferta en su conjunto. Que quienes viven en tierras leonesas, y más allá, vengan hasta Compostela, ahondando en esa idea de hospitalidad, y a la inversa, que los gallegos nos acerquemos a la vecina – y también, en buena medida, nuestra- Villafranca del Bierzo, completando un camino que, por serlo, siempre lo fue de ida y vuelta.
Que este proyecto esté en funcionamiento hasta noviembre facilita a quien quiera verlo una deseable visita. Por el carácter que tiene, quien lo acomete, la dimensión del mismo y el esfuerzo consiguiente merece ser difundido, a nivel general, pero de una manera muy particular en las dos comunidades autónomas que lo han hecho posible. Hospitalitas, como tarea compartida, se lo merece.