A los que les gusta el baloncesto saben que los partidos se ganan en la defensa. Más importante que meter canastas es no recibirlas. Se trata de pegarse al contrario, doblar las rodillas y no dejarle respirar. Después, cuando hay que atacar, lo fundamental es el orden para buscar los puntos débiles, que siempre los hay, y aprovechar la defensa para correr y jugar con mayoría.
España jugó ayer. Y ganó frente a una estrella de la NBA. Pero esta columna no es de deportes. Pedro Sánchez jugó al baloncesto y ha demostrado una destacada habilidad para la estrategia. Defender es resistir y Sánchez es protagonista de un Manual de resistencia. Ayer demostró que sabe de qué va. O es eso o es el azar que casi siempre le sonríe. Ayer tenía el mal trago de ser el primer presidente al que un juez toma declaración, pero ese hecho quedó matizado por muchos otros que tuvieron a bien acumularse : una ejecutiva del partido, un despacho con el rey, la comunicación de las entregas a cuenta a la Generalitat, incluso la fortuna de la sentencia que deja en mal lugar al PP porque certifica los amaños con los que ganó elecciones en sus años de gloria. Y en especial fue el día del acuerdo con la dirección de Esquerra Republicana (ERC) para una financiación singular de Cataluña que habla de solidaridad interterritorial, pero deja una maraña de dudas sobre lo que pasará con los dineros del resto de autonomías. Tras esa buena defensa, Sánchez recuperó el balón y sacó el contraataque en forma de querella contra el juez Peinado.
Todo el relato puede servir para ensalzar la figura de Sánchez como estratega. Y sirve también para constatar la importancia de la batalla informativa en estos tiempos. No obstante, a los que les gusta el baloncesto también saben de la importancia de no perder de vista el balón. Y en todo esto del concierto con Cataluña no conviene ignorar que si hay un territorio maltratado por el sistema financiero es la Comunitat Valenciana. Puede estar bien que el tablero se mueva, pero no puede haber un cambio que no mejore la situación valenciana. Y no olvidaría tampoco que el concierto especial que ahora tanto importa lo es por una necesidad política de gobernar en Cataluña. La estrategia no nos hará perder de vista la tierra firme, presidente.