«Esto es una injusticia, es nuestro refugio». Así habla Leonor Bastarós de 16 años en la protesta de este lunes por el cierre de la casa de juventud del barrio Oliver. «Es nuestro salvavidas», prosigue Isabel de Souza, de 17. «Nos sentimos ignoradas por este Ayuntamiento de Zaragoza», dice Nico, de 19. Son tres ejemplos de una nutrida concentración que buscaba denunciar el desmontaje de un tejido sociocultural «pionero en Europa» que, en medio de las dudas y el desconocimiento de los planes del consistorio, corre un enorme peligro.

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