Un niño de apenas 10 años enseña un cartel que ha dibujado a mano esta misma tarde. La cartulina blanca tiene letras rojas, azules y amarillas: «Quiero que mis abuelitos me vean crecer en casa, no por videollamada«. Su madre le ayuda a sostenerlo, ante la mirada de los fotógrafos.

La Plaza de Colón, en el centro de Madrid, fue la noche de este domingo «la ventana de Venezuela en España y en el mundo».

Miles de personas, abuelos, padres e hijos, abarrotaron uno de los enclaves más conocidos de la capital para aguardar los resultados de unos comicios que muchos prevén históricos y que auguran un posible batacazo que logre desbancar por fin al chavismo y signifique el fin del régimen de Nicolás Maduro.


El portavoz del PP en el Congreso, Miguel Tellado (5d), durante una manifestación en apoyo a la oposición venezolana, a 28 de julio de 2024, en Madrid

Europa Press

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Madrid es algo así como la provincia de Venezuela en Europa. 40.000 ciudadanos exiliados de ese país latinoamericano conforman el mayor colectivo en el extranjero. Votaban 9.000 en la ciudad. Una cifra similar a la cantidad de gente que se concentró en Colón, según datos de la Delegación del Gobierno en la Comunidad de Madrid.

Eran las ocho de la tarde y riadas de venezolanos fluían hacia la plaza. Repostaban en los bares de Goya, para remojarse y combatir el calor. «Es el mayor lugar de votación de la diáspora en el mundo«, señalaba la periodista venezolana Goizeder Azúa, desde el escenario principal, dirigiéndose a un público enfervorecido. «Lo bonito es que todos han hecho esfuerzos para estar aquí, esto es como una vigilia».

Miles de venezolanos se citan en Colón este domingo para seguir los resultados electorales.


Miles de venezolanos se citan en Colón este domingo para seguir los resultados electorales.

B.C.

Ante la tarima miles se refrescan, disipando el calor infernal del verano en la capital. El termómetro marca 34 grados. Pero da igual el clima, la gente no para de llegar convocada por la relevancia de la cita. Entonan a la vez canciones tradicionales, se pintan la cabeza con los colores de la bandera de su país, y siguen los resultados en directo a través del teléfono móvil.

Se escuchan conversaciones, y grupos de todas las clases sociales. Fer y sus cuatro amigos debaten. Tienen entre 30 y 35 años.

Yo lo veo jodido, pero es positivo lo que se siente. Que se vea y que se diga, Maduro, todo el mundo sabe que perdiste.

Cayetana Álvarez de Toledo, Miguel Tellado y otros dirigentes del PP en la manifestación de Colón.


Cayetana Álvarez de Toledo, Miguel Tellado y otros dirigentes del PP en la manifestación de Colón.

Partido Popular

A los chavistas también les conviene que haya cambio de gobierno le responde uno de sus colegas, porque son los que tienen los negocios.

Otros conectan por videollamada con los suyos que están tan lejos, al otro lado del Atlántico. Elevan el móvil y lo giran en el aire para mostrarles la visión panorámica, multitudinaria, de una noche histórica en el exilio. La pequeña Venezuela de Madrid se levanta.

«La Venezuela de mis papás»

En la manifestación abierta estuvieron varios representantes del Partido Popular. Entre ellos el portavoz parlamentario Miguel Tellado y la diputada Cayetana Álvarez de Toledo, quien participó la delegación que el viernes intentó acceder a Venezuela, invitada por la oposición para supervisar los comicios, pero que fue finalmente expulsada por el régimen de Maduro.

De las más de 400.000 personas nacidas en Venezuela y mayores de edad que residen en España, sólo 24.770 pudieron inscribirse para votar. Una cifra muy baja, aunque representa la tercera parte de todos los venezolanos habilitados para votar en el exterior. Sólo una pequeñísima parte de los más de 5 millones de venezolanos que se han visto obligados a abandonar su país, en busca de mejores oportunidades.

Más allá, en el lateral de la Biblioteca Nacional, a los pies de la gigantesca bandera de España, alguien ha desplegado una bandera en el suelo. La gente coge rotuladores y esculpe en ella deseos. Una de ellas dice: «Quiero conocer la Venezuela de la que hablan mis papás».

Hay quien pidió el día libre en la oficina. Hay madres que se trajeron a su bebé. Hay jóvenes, muchos jóvenes algunos vestidos con camisetas que tienen mensaje: «Maduro, coño e’ tu madre»

Algunos como Fer llevan una hora en Colón y quieren irse ya a casa. Uno de sus familiares no le deja. Hay que mantenerse firme. «Hasta que el cuerpo aguante», le rebate. «Esto no pasa siempre».

Algunos esperarán hasta las doce de la noche, que es cuando dará comienzo el recuento. Un país no tiene prisa, ni sitio alguno al que marcharse, cuando tiene encomendada una misión.

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