Cepsa ganó 168 millones hasta julio, un 143% más que en el mismo periodo hace un año, cuando los resultados estuvieron marcados por los cambios en la valoración de los inventarios, así como por el impacto de 320 millones del impuesto extraordinario sobre las ventas de las compañías energéticas del Gobierno español. No obstante, la petrolera denuncia el impacto negativo en la venta de combustibles por los “elevados niveles de volúmenes fraudulentos vendidos en el mercado” español.
«Nos complace informar de unos sólidos resultados en todas nuestras actividades, aunque la comercialización de combustibles en España se vio afectada debido a los elevados niveles de volúmenes fraudulentos vendidos en el mercado. El resultado financiero también sigue viéndose afectado negativamente por el mal diseño del impuesto extraordinario español sobre las empresas energéticas”, defiende en un comunicado el consejero delegado de la segunda petrolera española, Maarten Wetselaar. Las ventas de su canal comercial se han reducido un 1% hasta los 8,3 millones de toneladas.
En los últimos años, coincidiendo con subidas considerables de los precios de los carburantes por la situación de los mercados energéticos, la Agencia Estatal de la Administración Tributaria (AEAT) ha detectado una intensificación del fraude en el sector de hidrocarbuos mediante la interposición en la compraventa de combustibles de sociedades instrumentales que no ingresan el IVA correspondiente. En 2022 y 2023, la AEAT llevó desplegó varias operaciones que resultaron en una estimación de cuotas defraudadas de 100 millones de euros en cada caso.
Este año, la Asociación Nacional de Estaciones de Servicio Automáticas (Aesae), que agrupa a gigantes del sector como Ballenoil, Petroprix o Gasexpress, alertó a la Agencia Tributaria de una “eclosión en el fraude” por el impacto de impuestos de los carburantes, especialmente en el diésel de automoción, que podría suponer un agujero de unos 1.000 millones de euros, según sus cálculos.
Con todo, los tres negocios de Cepsa han tenido un comportamiento sólido en el semestre en un contexto de estabilidad de los indicadores operativos y de mercado. El beneficio bruto de explotación (Ebitda) de la compañía se situó en 1.099 millones de euros, cifra significativamente superior a los 742 millones del mismo periodo de 2023. En el caso del área de energía, que incluye las actividades de refino, Cepsa ganó 875 millones, un 169% más, impulsado principalmente por unos buenos márgenes y una producción estable.
Mientras, la división de química aumentó a 146 millones de euros en los primeros seis meses (123 millones en el primer semestre de 2023), gracias a la fuerte recuperación de los volúmenes en Europa (LAB, fenol y disolventes) y al descenso de los precios del gas natural. En exploración y producción, la compañía redujo sus ganancias un 58% hasta los 156 millones de euros debido a la desinversión de sus activos en Abu Dabi el año anterior. En este caso, el periodo estuvo marcado por la reanudación de la producción del yacimiento de RKF (Argelia) a principios de año, tras su parada por mantenimiento, que contribuyó a mejorar las cifras de producción del segundo trimestre.
La compañía está inmersa en la construcción de la planta de biocombustibles de segunda generación en Huelva, el diseño del proyecto de hidrógeno verde en Andalucía y el despliegue de cargadores ultrarrápidos para vehículos eléctricos dentro de su estrategia de descarbonización para hacer frente al periodo de transición energética. Además, Cepsa adquirió en junio una red de estaciones de bajo coste Ballenoil en la que prevé instalar “pronto” cargadores eléctricos.
“Nuestro objetivo sigue siendo claro: convertirnos en esta década en un proveedor líder de moléculas verdes a medida que contribuimos a la elaboración de marcos regulatorios y fiscales que permitan a España ampliar su potencial como referente de energías limpias», concluye en la nota Wetselaar.
