Al filo de la medianoche la banda cartagenera Arde Bogotá cambió, por una hora, el ritmo del Low. Aceleró el latido de unos asistentes que se contaban por miles y lo hizo con tino y arrojo, desde el minuto cero a fuerza de rock y convicción. En los directos, donde algunos grupos echan de menos el estudio -aunque por norma general el público festivalero sea poco exigente-, Arde Bogotá se crece. Resulta inverosímil que apenas lleven un par de años girando en grandes plazas, pero este grupo de veinteañeros, que ya es la banda española más potente del momento, no deja indiferente a nadie.

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