El director alemán Roland Emmerich revolucionó el cine de catástrofes de Hollywood con Independence Day, la película que con 900 millones de recaudación se convirtió en la más rentable de todos los tiempos, solo por detrás de Jurassic Park. Sin embargo, y en una de las historias más impresionantes de una isla legendaria, el creador de la superproducción prefirió Mallorca. Más concretamente, sa Pobla. Y afinando, el festival de Jazz hoy treintañero de dicha localidad.
En aquel agosto de 1996, Emmerich presentó su película fetiche en Londres, dentro de una gira que a continuación debía llevarlo a Cannes. Sin embargo, el director abandonó abruptamente la labor promocional en la capital inglesa, contrató un avión privado en tiempos en que eran harto inusuales, y voló a Mallorca desentendiéndose de su gallina de los huevos de oro.
El director de Godzilla o El patriota se sometió a este maratón con el único objetivo de presenciar el concierto programado en sa Pobla de The Jazz Butcher, una banda británica de culto. Como ocurre con la mayoría de celebridades, nadie se enteró en la isla de la identidad del espectador de postín, pero Emmerich pregonó después a los cuatro vientos que su gira europea quedó justificada por el concierto de Mallorca, donde se tomó su particular Independence Day.
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