Biden confirma que el miércoles pronunciará un discurso a la nación sobre su renuncia
– Vaya veranito nos están dando los terrícolas, Pa.
– Todos los veranos del hemisferio norte sucede algo parecido, JC. Parece que el calor afecta a los humanos y los vuelve irascibles, aún más nerviosos de lo que son habitualmente.
– Así es, Pa. En España, el Tribunal Supremo ha elevado al Constitucional una consulta acerca de la inconstitucionalidad de la ley de amnistía cocinada entre el Gobierno y el partido del señor Puigdemont. Tal ley ha dividido a los españoles como ninguna otra hasta ahora. Genera dudas jurídicas, legales y morales. Hasta en Europa están poniendo reparos tanto al fondo como a la forma. Y los españoles aguardan expectantes la decisión de su Tribunal Constitucional.
– Expectantes es una manera de decirlo, JC. La mayoría de los españoles piensan que el gobierno se ha asegurado el respaldo, poniendo al frente de tal institución al señor Conde-Pumpido, leal donde los haya
– Es posible, Pa. Pero esas son las reglas del juego de la democracia. Ha de haber un vigilante que tenga la última palabra a la hora de resolver disputas. Y ese en España es el Tribunal Constitucional. Por eso es tan importante el método de elección de los representantes de los jueces, aunque a la ciudadanía le importe bien poco.
-─La ciudadanía está hasta los pelos de políticos, esposas de presidentes, métodos de designación, de jueces… los ciudadanos perciben la política como el campo de juego de unos arribistas, poco preparados, incapaces de triunfar en otro ámbito de la vida, y que se dedican a apuñalarse entre sí para ascender peldaños de una escalera, cuyo cenit no implica más que su triunfo personal, sin repercusión en el bienestar común.
-─Eso me parece a mí también, Pa. El desánimo cunde entre los ciudadanos, y se traduce en desinterés y abstención. Y se me ocurre que no estaría de más que se recogiese ese sentimiento en el único acto positivo que los ciudadanos realizan en cada legislatura.
-─¿Te estás refiriendo a las votaciones?
-─Así es. Yo propondría que si existe un 40 % de abstención en las elecciones generales, el 40 % del parlamento quedara desierto. Así se respetaría la voluntad popular y se ahorrarían recursos.
-─Parece una idea ajustada a la justicia.
-─Justicia… No sé si eso es lo que predomina en el mundo. Biden ha dimitido. Por fin, lo sustituye Kamala Harris, a quien el señor Trump ya ha puesto de hoja de perejil. Mientras tanto en Venezuela se celebran elecciones presidenciales con un Maduro apocalíptico, anunciando todo tipo de desastres si él no es reelegido. Netanyahu se ha acercado a Estados Unidos y ha dado un discurso en el Congreso, que no ha resultado precisamente brillante, mientras la guerra en Oriente Medio sigue candente. Como en Ucrania.
-─Así está el mundo Pa. Y eso no parece tener gran relación con el calor del verano
-─No, JC. En España, tu país preferido, los asuntos políticos van de mal en peor. El Gobierno no saca adelante ninguna ley, porque tiene al señor Puigdemont enfrente, disfrazado de aliado, pero actuando como un auténtico enemigo y la oposición encabezada por Feijóo no parece tener muy clara su estrategia.
– ─Es que Feijóo no puede competir con Sánchez en chulería, ni en extremismo con Díaz Ayuso. Feijóo es un hombre moderado que debería hacer de esa moderación su bandera. Y probablemente atraería a los votantes desencantados del Sanchismo, huérfanos del antiguo Ciudadanos y huidos de las ocurrencias de Vox. Porque en España el centro es quien otorga las llaves del poder.
– Hasta que no se den cuenta de eso, JC, seguiremos teniendo sainetes cada semana. Y me temo que no es un problema del calor veraniego.