Entre las canciones interpretadas por Céline Dion, Aya Nakamura o la mismísima Lady Gaga, el desfile de todas las comitivas nacionales, y la luz olímpica brillando ya sobre París, se ha desatado una polémica que ha generado la denuncia y la crítica especialmente de los sectores más conservadores y de algunas caras conocidas. Durante la ceremonia de inauguración se pudo ver una performance inspirada en La última cena, de Leonardo Da Vinci, en versión drag, lo que fue duramente criticado por muchos al sostener que supone una ofensa al cristianismo. 

Entre los usuarios que han denunciado este gesto, destacan las palabras del periodista Tomás Guasch, quien, a través de los micrófonos de El Partidazo, en Cope, ha defendido su total disconformidad. «Es inaceptable, es una ofensa gravísima, es una cosa terrorífica». Y ha querido ir a más, por lo que a la ofensa a la religión se refiere: «A ver el día que estos personajes hacen una coña con Mahoma». «Es gratuito, es zafio, sobra, es vomitivo». 

 

Con toda esta retahíla de adjetivos descalificantes sobre la performance, Guasch se ha unido así a un descontento generalizado en redes, donde muchos usuarios también han tildado como «lamentable» la performance. Otra de las caras conocidas entre las críticas, ha sido la del presidente de La Liga, Javier Tebas. A través de un mensaje por Twitter, ha tachado de «inaceptable, irrespetuoso, infame» la actuación.

 

Pese a ello, ha habido perfiles que han reconocido la performance como muestra de la defensa de la diversidad francesa y la inclusión del colectivo LGTBIQ+.


 

 

 

Sean cuales sean las críticas y procedan de donde procedan, la nueva edición de los Juegos Olímpicos ya ha recibido el pistoletazo de salida. Desde esta misma mañana hasta el 11 de agosto, todos y cada uno de los comités olímpicos nacionales competirán por ampliar sus respectivos medalleros olímpicos.

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