Once años y dos días. Ha sido el tiempo transcurrido desde el fatídico siniestro del Alvia 04155 a su paso por la curva de A Grandeira hasta que finalmente estos hechos han encontrado una resolución en los juzgados. Una cifra que difícilmente refleja el dilatado y tortuoso periplo que los supervivientes y los familiares de los fallecidos han tenido que recorrer, entre despachos, manifestaciones y sedes judiciales, para que la justicia finalmente atendiese sus demandas.
Agrupados en diferentes plataformas y colectivos, las víctimas del accidente y sus allegados coinciden en expresar un sentimiento tras la publicación de la sentencia: el alivio. En primer lugar, por contar al fin con un veredicto –todavía no firme, dependiente de ulteriores recursos– que al fin determina responsabilidades después del accidente. Y, en segundo lugar, porque este mantiene el traslado de las responsabilidades más allá de la actuación del maquinista, al condenar también a Andrés Cortabitarte, entonces jefe de Seguridad de Adif, y evidenciar que la vía que recorría el tren siniestrado la tarde del 24 de julio de 2013 no era segura.
El portavoz de la plataforma de víctimas del Alvia 04155, Jesús Domínguez, quiso destacar ayer, al poco de conocerse la sentencia, la “valentía” de la jueza responsable de la causa, María Elena Fernández Currás, a quien felicitó por haber puesto “negro sobre blanco” la realidad de lo sucedido hace 11 años.
“Es una victoria dolorosa”, aseguró Domínguez, que celebró que la “verdad oficial” haya quedado desmontada en sede judicial y ligó este hecho a la combatividad de las asociaciones de víctimas. “Sin nuestra lucha nunca hubiésemos llegado a donde nos encontramos”, consideró el responsable de la plataforma, que también observó que, pese a la satisfacción, en la sentencia “faltan responsables” de lo acontecido.
Asimismo, de cara al futuro, apuntó que seguirán trabajando porque se retome la comisión parlamentaria de investigación del accidente para “depurar responsabilidades técnicas y políticas” y porque se lleve a cabo una investigación “independiente” del siniestro.
Entre los pasajeros del tren, la sensación también es satisfactoria, aunque de regusto “amargo”. Así la describe Lidia Sanmartín, superviviente de la tragedia, y que afirma que “tendría que haber muchos más imputados y muchos más condenados”.
Sanmartín señala que “gran parte de la culpa” es de las instituciones responsables de una vía “totalmente insegura”. Más de una década después, esta afectada directa admite que “las secuelas, tanto físicas como psicológicas, son grandes”; más si cabe después del “completo y total abandono” que dice sentir por parte de los poderes públicos.
Como pasajero y portavoz de la asociación de perjudicados Apafas, Cristóbal Domínguez comparte con otros supervivientes que lo incluido en esta sentencia es “insuficiente”, pero destaca el “alivio” que ofrece a la “agonía” de haber estado años y años esperando por una resolución judicial con respecto del accidente.
“Esto no va a curar las heridas, el dolor de tantas personas que han sufrido o perdido a sus seres queridos”, expone Domínguez, quien dice que los “recuerdos” y el trauma ligado a este accidente perviven hoy día.
Los colectivos de víctimas no solo incluyen a las personas supervivientes del siniestro del Alvia 04155, sino que los familiares que perdieron seres queridos en el descarrilamiento también han jugado un papel activo en esta lucha. Susana Garrido, madre de Carolina Besada, una joven de 18 años fallecida en la colisión, habla de “sensación agridulce” al comentar la sentencia.
“Hay un tirón de orejas, pero no hay una moraleja”, critica sobre el cierre de un proceso en el que “no se condena a los verdaderos culpables”. “Un accidente es un accidente y muy probablemente el maquinista fuese negligente, pero no tengo claro que la decisión final fuera del director de Seguridad de Adif; los veo solo como chivos expiatorios”, concluye.
El dolor por la ausencia a destiempo de una hija, se duplica por la sensación de engaño. “Si hubiéramos sabido que ese tren no tenía sistemas de seguridad de frenado, no viajaríamos. Carolina nos planteó la posibilidad aquel día de ir a Santiago en coche con unos amigos. Y nosotros, fíjate que irónico, le dijimos que nos daba miedo y preferíamos que fuese en tren”.
PP y PSOE creen que “nada” compensa el dolor y para el BNG se confirman “fallos en la seguridad”
Jornada de reacciones también desde la esfera política a la sentencia del accidente del Alvia. Desde el PPdeG, su portavoz parlamentario, Alberto Pazos, trasladó el “máximo respeto” de su partido a las decisiones judiciales, pero lamentó que el fallo “tardase tanto en llegar”. Pazos expresó su deseo de que la resolución judicial suponga una “mínima satisfacción” para las familias, pero incidió en que “difícilmente” van a poder ser compensadas tras tanto sufrimiento. En la misma línea, el PSdeG expresó en sus redes sociales su deseo de que el veredicto “contribuya, aunque sea mínimamente y después de tanto tiempo, a aliviar a las familias”. No obstante, los socialistas gallegos reconocen que “nada puede eliminar el dolor de quien perdió a seres queridos en una de las peores tragedias de la historia de Galicia”.
Más crítica se mostró la eurodiputada del BNG Ana Miranda, para quien la sentencia da la razón a su partido al ratificar que existieron “fallos en seguridad”. Así, recordó que fueron los nacionalistas gallegos los que presentaron dos denuncias, en 2016 y 2017, contra el Estado –el Gobierno, el Ministerio de Fomento, la Dirección General de Ferrocarriles, Adif y Renfe Operadora–. En este sentido, señalan que las responsabilidades políticas reales del siniestro continúan sin ser dirimidas. Miranda sostiene que el fallo evidencia que la línea se inauguró sin haber realizado el control de riesgos.
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