La cantante canadiense Céline Dion puso el broche final a la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos al interpretar, desde lo alto de la torre Eiffel, el ‘Hymne à l’amour’ de Edith Piaf. Dion hizo una reaparición triunfal tras cuatro años fuera de los escenarios debido a una grave y rara enfermedad neurológica incurable llamada síndrome de persona rígida. Tras casi cuatro horas de ceremonia celebrada a lo largo del Sena, justo en el momento en el que la llama olímpica se elevaba en un globo aerostático sobre los Jardines de las Tullerías, la voz de la artista inundó el escenario sorprendiendo a todo el público.

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