Todo ya parece listo para cerrar pronto. Para rematar unas negociaciones durísimas y protegidas por un hermetismo absoluto. Para investir a Salvador Illa como nuevo president de la Generalitat a primeros de agosto. Las conversaciones entre PSC y ERC avanzan a buen ritmo, y con la duda de cómo, si se llega al acuerdo, se coserá la carpeta más delicada, la de la «financiación singular» para Cataluña.
Los mensajes son positivos, sobre todo por parte de los republicanos, que son quienes están tomando la batuta de la comunicación. Y son ellos los que, por boca de su portavoz, Raquel Sans, apuntaron este jueves que no descartan un cierre «inminente» de su pacto con los socialistas. El PSC prefiere resguardarse en el silencio, consciente de que cualquier paso en falso puede tumbar unas conversaciones complicadas y vigiladas por Junts, que intenta torpedear el acercamiento entre las dos formaciones advirtiendo de que si Illa es elegido como jefe del Govern quien sufrirá las consecuencias será Pedro Sánchez en Madrid.
El acuerdo con el PSC podría llegar de forma inminente, porque es el límite que nos hemos fijado desde ERC», señala la portavoz de los republicanos, Raquel Sans
ERC tiene prisa por llegar a la estación final de las negociaciones con el PSC. Se autoimpuso el cierre de un preacuerdo a finales de julio, sin esperar al término del plazo legal —26 de agosto—, por lo que la marcha de los próximos días dará la medida de si es posible o no sellar una entente con los socialistas. Sans aseguraba este jueves en Hoy por hoy (SER) que no podía descartarse un pacto ya muy pronto. «El acuerdo podría llegar de forma inminente, porque es el límite que nos hemos fijado desde ERC, porque siempre hemos recordado que, si bien el PSC ha optado por la negociación con ERC, existen otras mayorías, con lo cual si nosotros no somos capaces de alcanzar el acuerdo que sea bueno para los intereses de Cataluña, pues obviamente el PSC dispone de otras mayorías y queremos darles margen», aseguraba, informa EFE.
Sans se refería a una alternativa imposible: que los socialistas (42 escaños) se acerquen a Junts (35), ya que ambos suman mayoría absoluta. PSC y PSOE han insistido desde el 12-M en que solo había una opción: o Illa es president con los votos de ERC y comunes o Cataluña irá a nuevos comicios el 13 de octubre.
ERC reconoce que la carpeta de la soberanía fiscal es la que «todavía» se está negociando. Defiende un concierto a la vasca, «al que se le pueden poner matices, pero es la llave de la caja»
La portavoz apuntó que de las cuatro carpetas sobre las que los dos partidos están hablando —resolución del conflicto político, financiación, protección del catalán y políticas sociales—, es la segunda, la de la soberanía fiscal, la que «todavía» se está negociando, porque para su formación es capital. ERC sigue defendiendo el concierto económico, «al que se le pueden poner matices y todas las especificidades que sean necesarias, pero al final es tener la llave de la caja, recaudar el 100% de los impuestos». Al hablar de «matices» y «especificidades», la dirigente estaba aflojando la cuerda. Tanto el PSC como el Gobierno de Sánchez han recalcado que un concierto a la vasca no cabe en la Constitución ni sería sostenible. Su oferta pasa por el despliegue del consorcio tributario, que recoge el Estatut de 2006 y que validó el Tribunal Constitucional en 2010, y que permitiría a la Generalitat recaudar el 100% de los impuestos.
«Desconfianza» de las bases republicanas
Las negociaciones avanzan, por tanto, en palabras de Sans, aunque aún quedan «más que flecos«, reconoció. La portavoz sí alertó también de la «desconfianza» que percibe en las bases de ERC. Precisamente ese escepticismo de la militancia es el que explica el arsenal de gestos de esta última semana: la transferencia de 1.520 millones de euros en tres años a la Generalitat, el traspaso definitivo de la gestión del ingreso mínimo vital (IMV), la foto de Sánchez con el president en funciones, Pere Aragonès, y su ratificación de que «cumplirá» con los compromisos contraídos con los republicanos. En las bases, señalaba Sans, «hay un sentimiento de desconfianza hacia el PSOE, básicamente, por los incumplimientos, porque una cosa son las buenas palabras y llegar a acuerdos, pero vemos que algunos de estos acuerdos que alcanzamos después no se cumplen».
Como es marca de la casa, las conversaciones han de ser discretas. Avanzan y el día en que haya un acuerdo, si lo hay, se hará público», sostiene el ministro Bolaños
ERC planea consultar a sus 8.700 afiliados en torno al 1 de agosto de manera telemática —lo que exigiría el cierre del acuerdo antes, quizá para el lunes 29 de julio, cuando se reúne la ejecutiva—, y lo que decidan será vinculante. «La militancia de ERC es soberana y al final va a tener la última palabra en esta decisión. Yo creo que la mejor garantía de que la militancia de ERC pueda aprobar el acuerdo es que sea un muy buen acuerdo y que sea un acuerdo que la militancia de ERC entienda que favorece a los intereses de los catalanes y las catalanas», agregó.
Los avances en las conversaciones también fueron reconocidos por los socialistas. En concreto, por Félix Bolaños, ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes e interlocutor habitual del Gobierno con ERC. Él mismo se desplazó el miércoles con Sánchez a Barcelona y, según su agenda oficial, mantuvo un encuentro con la vicepresidenta del Govern en funciones, Laura Vilagrà. Bolaños, este jueves, en declaraciones a los medios en Madrid tras la toma de posesión de los nuevos 20 vocales del Consejo General del Poder Judicial, puso cuidado en diferenciar entre los dos planos. Por un lado, el institucional —con la reunión entre los dos gobiernos que fue coronada por la firma del traspaso de la competencia del IMV—, que mostró una relación «fluida» y «fructífera«, y la voluntad es que los acuerdos «sigan presionando la normalidad y la relación» que han de tener los dos ejecutivos.
Pero «hay otro plano que tampoco se nos escapa a nadie, que es esa negociación que están protagonizando las dos fuerzas políticas que han de hacerlo, el PSC y ERC. Y ahí, pues como es marca de la casa, las conversaciones han de ser discretas. Avanzan y el día en que haya un acuerdo, si lo hay, se hará público», sostuvo el ministro.
El PSC se felicita de que el proceso de negociación esté «bien aislado» para que pueda tener éxito. No hay respuesta a cómo se articulará la «financiación singular»
El PSC emitió de nuevo silencio. Una señal inequívoca de que las conversaciones están encarriladas, como advertían a este diario desde la cúpula de Illa: «Por suerte, todo este proceso está bien aislado«. «Efectivamente, estamos a punto de cerrar», indicaba otro alto cargo público del PSC. No hay respuesta a la pregunta de cómo se articulará una «financiación singular» para Cataluña que satisfaga a ERC. Algunos dirigentes socialistas avanzan que tal vez la fórmula de consenso sea una redacción «ambigua» que las dos partes puedan vender como un éxito. Los independentistas han aceptado que el camino hacia esa soberanía fiscal sea gradual. Rovira, en una entrevista publicada este miércoles en El Periódico de Catalunya, señalaba que la cúpula y la militancia tendrá que decidir si «el paso que se da es importante». «El criterio que valoraremos es que implique para Cataluña más soberanía fiscal«, indicaba.
Junts lanza un nuevo aviso a Sánchez a través de Illa
Pero ya no solo son los republicanos los que exigen una financiación autónoma para Cataluña. Este jueves, Junts, que teme quedarse fuera de juego, también la puso como condición para apoyar los Presupuestos Generales del Estado. Lo verbalizó en el Parlament el diputado posconvergente Salvador Vergés: «Si Cataluña no tiene la llave de la caja, España no tendrá Presupuestos. Señor Illa, anóteselo bien y envíele un whatsapp al señor Sánchez». Otro aviso inequívoco de que si el líder del PSC consigue alcanzar la Generalitat, el Gobierno central se encontrará con las represalias de Junts.
Page vuelve a clamar contra el apoyo de Junts al Gobierno: Puigdemont «no paga, solo cobra». «Fíjense cómo ha pagado la amnistía», dice
El barón socialista más alejado del oficialismo, Emiliano García-Page, volvió a dibujar este jueves a un Sánchez preso del «mando a distancia» de Carles Puigdemont. En un acto en Casarrubios del Monte (Toledo), el jefe del Ejecutivo castellano-manchego, dijo esperar que algunos «ya se hayan dado cuenta» de que el expresident «no paga, solo cobra«. Lo decía por la derrota parlamentaria que infligió al Gobierno el pasado martes en el Congreso, al tumbarle la senda de estabilidad. «Fíjense cómo ha pagado la amnistía», clamó.
Page aseguró que ve con «asombro» cómo Puigdemont está «empeñado en hacer que la Moncloa sea la vivienda más cara de España«, y que los independentistas hablen «obscenamente y sin tapujos» de la caja y el bolsillo y quieran quedarse con «lo que es de todos». A su juicio, «si la izquierda y por supuesto» su partido, el PSOE, «y quien se considere progresista en este país no pone pie en pared a la puntilla al concepto de igualdad, habrá abandonado la base de sustentación, el origen y el elemento fundacional del partido», informa EFE.
La voz de Page es un absoluta minoría en el PSOE. Pero si Sánchez cediera a la exigencia del concierto, probablemente sí habría un maremoto interno. Porque la financiación autonómica sí afecta a todos los territorios, a diferencia de la amnistía. Es un asunto aún más sensible.
Malestar con el Supremo
Respecto a la medida de gracia, el hecho de que la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo haya elevado una cuestión de inconstitucionalidad ha molestado a una parte del Ejecutivo. En un auto, los magistrados piden al Constitucional que se pronuncie sobre la amnistía y califican en una decena de ocasiones al procés de «golpe de Estado», una expresión que no incluyeron en su sentencia de 2019. «Se les ve tanto el plumero —apunta un ministro relevante del Ejecutivo—. Viven en la más absoluta impunidad y se dedican a dar rienda suelta a su ideología fascista». «El Supremo expresa su rechazo a la amnistía y con un tono muy duro contra el Gobierno», reflexiona otra integrante del Gabinete.
El ministro de Justicia evita polemizar con el Supremo y se centra en repasar los «resultados positivos» de la política de diálogo y normalización con Cataluña del Ejecutivo
En público, Bolaños guardó distancias por completo. Expresó el «respeto institucional» del Gobierno al Supremo y a continuación defendió los «resultados positivos» que a su juicio está dando la política «valiente» de Sánchez en Cataluña, de normalización y diálogo para solventar «el conflicto de mayor tensión institucional y política que ha tenido nuestro país». Recordó que el sentimiento independentista ha bajado a mínimos históricos, al 40% (por el 53% de los contrarios a la secesión), según el Centre d’Estudis d’Opinió (CEO), el CIS catalán, y que los partidos separatistas hacen política «dentro de la ley, de la Constitución y de las instituciones».
El ministro también celebró la respuesta de la Comisión Europea a la ley de amnistía en su informe sobre el Estado de derecho en España, presentado el miércoles en Bruselas. El Ejecutivo comunitario valora «con total normalidad, con total naturalidad» la norma, aunque realmente lo que dijo Bruselas es que es a la Justicia española a la que corresponde interpretarla. La Comisión sigue «analizando» las aclaraciones del Ejecutivo sobre la ley. «Ni un solo reproche, ni una sola recomendación —continuó Bolaños—, y por tanto yo creo que los que tenían discursos apocalípticos de lo que iba a decir Europa sobre la amnistía pues ya se están dando cuenta que Europa vive con normalidad la amnistía porque hay docenas de ellas aprobadas en Europa».