A irlandés Sean Kelly, el nueve jefe de la natación española, se le nota inquieto. En la Villa Olímpica, observa de cerca a Hugo González de Oliveira (Palma de Mallorca, 1999), la gran joya de la comitiva española en el agua. El sol aprieta y Hugo, con una sonrisa de oreja a oreja, va recibiendo a los periodistas con una educación y una amabilidad extremas. Pero Kelly, director nacional de rendimiento de la Federación Española, por cuyas manos pasaron tres medallistas olímpicos (Keri-Anne Payne, Cassie Patten y Steve Parry), sigue mirando de reojo al sol. Y a Hugo. «Por favor, metedlo dentro», acaba diciendo al final, preocupado por que los rayos de sol pudieran mancillar a la joya de la corona.

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