Que Kamala Harris no estaba preparada para tomar el relevo era uno de los argumentos que sustentaba la casi inevitabilidad de que Joe Biden concurriera a la reelección, a pesar de su avanzada edad. El presidente decía de sí mismo que era el único que podía vencer a Donald Trump porque ya lo había hecho en 2020 y omitía que él mismo presentó hace cuatro años a su vicepresidenta como un puente hacia la nueva generación del Partido Demócrata. Si Harris era percibida como ‘no presidenciable’ se debía fundamentalmente a que era considerada una mala comunicadora. Con la retirada de Biden, todo ha cambiado.
«La Casa Blanca mantuvo estratégicamente su perfil bajo. Una mala comunicadora no habría llegado tan lejos en su carrera, pero como muchas mujeres negras que se mueven en entornos profesionales, tuvo que cambiar para hacerse más digerible para el público en general», explica a EL PERIÓDICO Brandale Mills Cox, profesora de comunicación política de Howard University, considerada la universidad ‘históricamente negra’ de EEUU por ser la única del país con alumnado mayoritariamente afrodescendiente. En ella, en Washington DC, estudió Harris.
«El discurso de la vicepresidenta ha pasado de tranquilizar a la opinión pública sobre cómo Biden seguía siendo capaz de dirigir el país, a mostrar que ella misma está dispuesta a convertirse en la líder de esta nación», apunta Mills Cox, y añade: «La Kamala de ahora es diferente. Su discurso refleja un cambio de estrategia para posicionarla como una líder fuerte, segura y capaz«.
Casi por sorpresa, Kamala ha devuelto un entusiasmo perdido a la campaña demócrata, inaudito desde la era dorada de Barack Obama. Si el entonces joven senador por Illinois demostró que ‘sí se podía’ tener un presidente negro, ahora, Harris –que aún no cuenta con el apoyo explícito de Obama– aspira a demostrar que EEUU está preparado para tener a una mujer negra al frente del Despacho Oval.
Furor Kamala
«Ha habido un cambio notable. Es ahora cuando Kamala ha podido dar un paso al frente y situarse bajo los focos», explica a EL PERIÓDICO Nina Jankowicz, directora del centro de investigación American Sunlight Project. Al elevar su perfil, argumenta, ha transmitido por primera vez esa confianza que le faltaba.
Incluso en la campaña presidencial de 2020, el perfil de Harris se consideró demasiado duro por su pasado de fiscal general de California. Al edulcorarlo, se volvió en su contra: quedó reducido a discursos abstractos sobre democracia o sobre la idea de América, que no sonaban genuinos y fueron tachados de estereotípicos y cursis. Como antigua fiscal general, su fuerte es hablar de hechos y no tanto de ideas, como hizo en su primer acto de campaña en Delaware, este lunes.
«En mis trabajos anteriores, me enfrenté a delincuentes de todo tipo: depredadores que abusaban de las mujeres, estafadores que timaban a los consumidores, tramposos que rompían las reglas para su propio beneficio», dijo en su discurso, y remató con una frase que llevó al público a la euforia: «Así que escúchenme cuando digo que conozco a los tipos como Donald Trump«.
Y aún bajó más a lo concreto: dijo que se especializó en casos relacionados con abusos sexuales, un tipo de crimen del que Trump fue declarado culpable. También sacó a relucir su baza principal para demostrar su compromiso con la justicia social: como fiscal general se enfrentó a los grandes bancos de Wall Street acusándolos de fraudes cometidos, «mientras que Trump acaba de ser declarado culpable de 34 cargos de fraude«.
«Kamala es muy elocuente cuando habla de temas que le apasionan«, apunta Jankowicz. Uno de esos asuntos estrella es el acceso al aborto, amenazado en EEUU. Con la decisión del Tribunal Supremo de revocar el derecho constitucional que lo protegía a nivel federal en todo el país, permitió a los estados más conservadores restringirlo casi sin excepciones. «Detendremos las prohibiciones extremas del aborto de Donald Trump porque confiamos en que las mujeres tomen decisiones sobre su propio cuerpo y no en que su gobierno les diga lo que tienen que hacer», dijo la vicepresidenta.
Efecto espejo
Una de las grandes esperanzas de los demócratas con Harris es que atraiga al voto de la comunidad negra entre quienes el apoyo a Biden decrecía. A la vez, ser una candidata atípica ya le ha convertido en diana de comentarios racistas y misóginos de los republicanos. «Ser una mujer negra con éxito profesional le ha dotado de las herramientas necesarias para afrontar lo que inevitablemente será un ciclo electoral difícil«, valora la profesora de su alma matter, Mills Cox.
«Cuando miro a la vicepresidenta Harris, me veo a mí misma. Veo a mis brillantes estudiantes. Veo a mi hija de 4 años», responde a la pregunta sobre su sentimiento como votante de color a la que Harris interpela. «Ella es una maravillosa personificación no sólo de los valores de la Universidad Howard, sino también del compromiso con la defensa de lo que es correcto», concluye.