La idea es que Cataluña cuente con un centro tecnológico de producción de chips, una de las apuestas estratégicas del país. Los presidentes Pedro Sánchez y Pere Aragonès pactaron en diciembre pasado dar impulso al proyecto Innofab, con una inversión de 300 millones de euros y que estaba previsto que contara con unos 200 trabajadores.
Ambas administraciones tacharon de estratégico este proyecto. De hecho, forma parte de los 12 proyectos catalanes clave para Aragonès por los cuales buscaba también financiación internacional. La previsión es que se ubique al lado del Sincrotrón Alba (Cerdanyola del Vallès) y esté listo en 2026. La idea es que el proyecto se financie mediante el perte (proyecto estratégico con fondos europeos Next Generation) de microelectrónica y semiconductores.
Esta es una iniciativa por la que ha apostó la Generalitat, que contaba con el apoyo de la asociación Barcelona Global, a través de su agencia de atracción de inversiones Barcelona & Partners, y el Institut Català de Nanociència i Nanotecnologia (ICN2).
Cerca del Sincrotrón Alba
Se trata de la construcción de una sala blanca para el diseño y preproducción de chips de materiales avanzados, según fuentes conocedoras del proyecto. Entre su grupo promotor, Innofab cuenta con el Sincrotrón Alba, cuyos terrenos está previsto que alberguen las instalaciones; el Institut de Microelectrònica de Barcelona (IMB); el Institut de Ciències Fotòniques de Barcelona (Icfo) y la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB).
Estaba previsto que las obras de la nueva instalación tecnológica empezaran este año y que duraran unos dos años. La instalación ocupará unos 2.000 metros cuadrados, con la posibilidad ser ampliados.
Los chips son pequeñas piezas de material semiconductor que pueden tener múltiples aplicaciones: para vehículos eléctricos y cargadores, soluciones de energía renovable, ordenadores, móviles, satélites o centros de datos. Además, son un elemento cada vez más crucial, como han puesto de relieve los problemas en el suministro vividos a raíz de la crisis de la covid-19. En esta planta se diseñarán chips y se harán prototipajes, es decir, una primera fabricación de nuevos modelos de chips con el fin de validarlos y dar lugar, más adelante, a eventuales producciones en serie.
Grandes multinacionales producen los chips de sus productos en fábricas especializadas ubicadas sobre todo en Asia. En el caso de Innofab se persigue dar servicio a empresas de menor tamaño sin fábricas propias o a centros de investigación, de acuerdo con las mismas fuentes. Los promotores estiman que en sus primeros cinco años en funcionamiento en la planta se fabricarían unos 15.000 chips.
Para la fabricación de chips es necesaria una ‘sala blanca’ con condiciones muy especiales, un estricto control de las partículas contaminantes y una higiene supervisada al detalle.