Una vez que hemos interiorizado la que quizá sea la lección más importante pero, a menudo, más ignorada del cuidado facial –de nada sirve la mejor crema antiedad si no usas protector solar TODOS los días del año–, llega la tarea de escoger cuál se adapta mejor a nuestras necesidades. Porque, si tiramos del primer filtro que encontremos, sin tener en cuenta factores como nuestro tipo de piel, el tipo de protección –recordemos que debe proteger frente a la radiación ultravioleta A (UVA), ultravioleta B (UVB), luz visible e infrarroja– o el acabado, podemos acabar tirando por la borda el resto de cuidados de nuestra rutina. Dos expertos nos dan las claves para mantener nuestra piel protegida este verano (y todos los días del año).
“El protector solar que elijamos tiene que tener una cobertura de amplio espectro, es decir, que cubra ultravioleta A, B, pero también la luz infrarroja y la luz visible. En segundo lugar, es muy importante fijarnos en el SPF. Siempre vamos a elegir un SPF 50 o un SPF 50+, que nos protegerá de la radiación ultravioleta B, que es la más dañina y la que más se ha relacionado con la aparición de un cáncer de piel. Además, debemos fijarnos en la textura, si es oil free, si es resistente al agua, a la arena y al sudor… todo eso hace que nuestro fotoprotector dure más tiempo en la piel”, enumera María Vitale, dermatóloga y directora médica del Área de Dermatología de Cantabria Labs. “Pero además, y muy importante, debería de contener sustancias antioxidantes. Numerosos estudios han demostrado que el fotoprotector disminuye la producción de radicales libres y de especies reactivas de oxígeno, es decir, de estrés oxidativo, que es el principal daño en nuestra piel. Ese estrés oxidativo va a llevar al fotoenvejecimiento, al cáncer de piel, al desarrollo de queratosis actínicas e hiperpigmentación. Por lo tanto, evitar ese estrés oxidativo es fundamental. ¿Quién lo hace? Los antioxidantes”.
Protector solar físico vs. protector solar químico
La diferencia está, esencialmente, en su composición y en cómo actúa sobre nuestra piel. Según explica el Dr. José Aguilera, dermatólogo miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología, “el físico, también llamado inorgánico o mineral, refleja y dispersa la radiación UV, a diferencia del químico u orgánico, que absorbe la radiación UV y la convierte en una pequeña cantidad de calor”. Es decir, el primero se quedaría sobre la dermis a modo de escudo mientras que el segundo actuaría desde el interior. Para María Vitale, “los filtros minerales estarían recomendados para todas aquellas pieles sensibles, intolerantes, o también cuando nos sometemos a determinados procedimientos estéticos en los que la piel queda más sensibilizada. Los filtros químicos, sin embargo, son aptos para todo el mundo”.
A pesar de sus diferencias, para protegernos del sol y siempre y cuando los estemos empleando correctamente tanto en cantidad de producto como en repartirlos bien por toda la superficie cutánea, el Dr. Aguilera confirma que “usados en condiciones ideales, ambos son igual de efectivos”.
La mayoría usamos protector solar, ¿pero lo usamos bien? “Es muy importante fijarse en que apliquemos la cantidad suficiente que sería la de dos miligramos por centímetro cuadrado. Es decir, dos dedos, el dedo índice y el dedo medio totalmente cubiertos por el fotoprotector. Pero la realidad es que no lo hacemos. Si lo hiciésemos tal y como se recomienda en los ensayos clínicos, un bote de crema de 50 gramos nos duraría solamente dos veces. Por eso es esencial la reaplicación cada dos horas y cada vez que salgamos del agua, nos sequemos con la toalla o transpiremos ”, advierte el dermatólogo.
“Sí, y si es con color mejor y si tiene un filtro que se llama óxido de hierro, que también es un pigmento, mucho mejor, porque me va a defender de la luz visible que es la que abunda dentro de casa. La luz que desprenden las pantallas es luz azul, y lo único que protege de la luz azul son los pigmentos. Es decir, ese fotoprotector para estar dentro de casa tiene que contener pigmentos, ya sea porque uso un fotoprotector con color o porque tiene la presencia de un óxido de hierro invisible dentro de la formulación. Son los únicos que me van a proteger de la luz visible y de la luz azul”, afirma María Vitale.