Las elecciones presidenciales de Venezuela constituyen, a cinco días de su celebración, un problema de proyecciones regionales. Cuando Nicolás Maduro advirtió que una derrota personal en las urnas provocaría un «baño de sangre», su colega brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, sintió algo más que perplejidad. «Me asusté con esa declaración», dijo. Lula viene siguiendo desde muy cerca los acontecimientos en el vecino país, al punto de haber hablado dos veces con Maduro. Los términos de esas conversaciones fueron revelados a la prensa extranjera. «Si quiere contribuir a resolver el problema de crecimiento de Venezuela y la vuelta de los que se fueron, tiene que respetar el proceso democrático«, le dijo. Lula, quien antes de llegar a la presidencia fracasó en tres intentos consecutivos, subrayó: «El que pierde se lleva un baño de votos, no un baño de sangre». Y añadió: «Maduro tiene que aprender que cuando uno gana se queda, y cuando pierde se va y se prepara para otras elecciones».

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