La debilidad parlamentaria del Gobierno en el Congreso quedó en evidencia en este último pleno del curso político. En el aniversario del 23J, Junts volvió a recordarle a Pedro Sánchez que no ganó las elecciones y que el voto de sus siete diputados es imprescindible.
Pese a «semanas» de negociación, el Ejecutivo no logró seducir al partido de Carles Puigdemont y, nada más empezar el debate, en el exterior del Hemiciclo, el parlamentario postconvergente Josep Maria Cruset anunció el voto en contra de los diputados de Junts a la senda de estabilidad, bajo la atenta mirada de la portavoz del partido en el Congreso, Miriam Nogueras, vigilante para que no fuera más allá de esta cuestión.
Hasta ese momento, en Moncloa albergaban alguna esperanza, como prueba que algún asesor de Hacienda saliera al patio a escuchar a Cruset para asegurarse del sentido del voto. Pero se confirmaba lo que no querían que pasara. El Gobierno iba a perder la votación necesaria para elaborar los Presupuestos Generales del Estado. Y volvía a mostrar su precariedad parlamentaria.
Esta secuencia se ha producido horas después de que el Gobierno evidenciara su sintonía con ERC, en el marco de la negociación para investir al socialista Salvador Illa como próximo presidente de la Generalitat.
“Es un ataque de cuernos”, aseguran en el sector socialista del Ejecutivo. Son unos “irresponsables”, trasladan también desde el Gobierno, porque los números puestos sobre la mesa por Hacienda hacían “imposible justificar un voto en contra de la senda de estabilidad», según dijo la vicepresidenta María Jesús Montero en la tribuna en un claro mensaje a Junts.
Aunque desde la formación independentista dicen que «en absoluto» es una reacción a la reunión de Pedro Sánchez con Pere Aragonés, en Moncloa tienen claro que les han hecho «pagar» el acercamiento a ERC para aupar a Illa.
El Gobierno intenta minimizar el golpe asegurando que “volverán” a negociar y a presentar en el Congreso los objetivos de déficit y la senda de estabilidad y que aún están en “calendario” para presentar “en tiempo y forma” los presupuestos para 2025.
Pero la gravedad del momento se ahonda. Este revés no llegó solo. El Gobierno cierra el curso perdiendo también la votación para reformar la ley de extranjería. Las constantes negociaciones, especialmente con el PP llegadas hasta hoy tampoco surtieron efecto.
El ministro Ángel Víctor Torres recorría el Congreso negociando con unos y otros, a veces con la colaboración de las titulares de Inclusión y de Juventud e Infancia, sin éxito.
Otra vez era imprescindible Junts en la aritmética parlamentaria. Pero los de Puigdemont optaron por coincidir con la posición de PP y Vox contra la modificación legal. Una afrenta que también lamentan desde el PSOE porque “la senda de déficit puede esperar. Los menores de Canarias no”.
Dos derrotas que el Partido Popular exprimirá para apretar al Gobierno. Y que dificulta al Ejecutivo seguir defendiendo que la legislatura avanza por más que hoy hayan sacado otras cuatro votaciones. Y es que, sin presupuestos es difícil desarrollar el proyecto político de la coalición que lidera Pedro Sánchez.