¿Cuándo y cómo se debe ceder el testigo tras toda una vida de trabajo? ¿Qué debe tenerse en cuenta para retirarse? Las preguntas son pertinentes, en especial al saberse que ni el presidente de los Estados Unidos de Norteamérica ha decidido por sí mismo la retirada. Es bueno acudir a los psicólogos para responder a estas decisiones, que casi todos tendremos que tomar en un determinado momento de nuestras trayectorias personales y profesionales.
«Hay dos factores fundamentales: el interno, la propia percepción personal sobre si ha llegado el momento, ya no se dispone de las condiciones adecuadas…; y el externo, si es ese el factor que lleva a tomar estas decisiones», describe el psicólogo Xavier Guix. Esto es clave porque, como es sabido, en el caso de Biden ha primado este segundo aspecto. Su percepción personal era que se veía capaz de vencer a Trump.
¿Irse demasiado pronto?
Guix advierte de que puede suceder a la inversa: personas que deciden irse por sí mismas y lo hacen… demasiado pronto. «Si lo decides tú, seguramente te anticiparás demasiado, y si lo hacen los demás es porque seguramente te has alargado en exceso en el trabajo». No existe, como en otras situaciones de la vida, el punto perfecto. «Entre lo interno y lo externo debemos hallar la harmonía, si tengo dudas y me dicen que es suficiente, quizás sí que ya ha llegado el momento», apunta Guix. Se trata también de ir dejando lastre poco a poco, como se recomienda en la psicología en el caso de las jubilaciones, que acontecen en muchas ocasiones cuando la persona está todavía en plenas facultades.
Sueños que no se cumplirán
La percepción personal es determinante. Eva Bach, pedagoga, maestra, divulgadora y autora de ‘Educar para amar la vida’ y ‘Adolescentes, qué maravilla’ recomienda «madurez emocional» para saber despedirse de «etapas, sueños y anhelos que ya no podemos cumplir o mantener«. Como en otras vivencias, la sutileza de entender y captar estas situaciones por uno mismo es clave, junto a «la humildad de reconocerlas y asumirlas». Se trata de la capacidades propias, que con la edad en ocasiones se ven reforzadas y, en otras, reducidas o incluso extinguidas.
«A partir de cierta edad -insiste Bach- toca decir adiós a sueños que seguramente nos quedaran sin cumplir y que tenemos que dejar atrás». En este sentido, esta especialista apela al realismo y a la lucidez. «Y si tú no ves tu realidad, contar con algún buen amigo sin intereses en la decisión más allá de desearte lo mejor, y que te pueda decir que toca ceder el testigo«, concluye esta especialista.
Como vivir con el duelo
Una vez tomada la decisión, Guix recomienda atender a lo que se conoce como la gestión del duelo. Tras una vida laboral, inevitablemente existe un período de adaptación. Como explica Bach, las expectativas e intereses vinculados al cargo ocupado, se han de dejar. «El principal problema es que se deja de golpe y eso requiere una adaptación -explica Guix- que implica un tiempo en el que se van viendo las ventajas que comporta no preocuparse por ciertas cosas y dejando las expectativas creadas».
La vida entera, explican los expertos, comienza a ser reinterpretada y resignificada desde otro ángulo. En la política se llama «descompresión» tras estar en primera fila mediática. «Es una gran ocasión para soltar lastre y decir ‘ya he hecho todo lo que podía hacer y me merezco un descanso'», describe el psicólogo. Este proceso no suele generar grandes problemas psicológicos, salvo si la vinculación al cargo es extrema. «Esto puede llevar a un punto, en algunos pocos casos, en que la persona no le ve sentido a la vida», explica Guix. Por suerte, la especie humana ejerce una de sus principales cualidades: la capacidad de adaptación.
Lecciones literàrias para decir basta
No solo el campo de la política genera situaciones de gran trascendencia cuando se produce una retirada no prevista. La literatura ha ofrecido ejemplos extraordinarios de creadores que dijeron basta cuando quisieron. Rimbaud, entre los 16 y los 20 años escribió dos libros de poemas que han tenido trascendencia histórica. No escribió nunca más. Tuvo una vida azarosa en África y falleció a los 37 años. Se supo retirar de la literatura cuando él quiso. Juan Rulfo escribió sólo dos libros, ‘Pedro Páramo’ y ‘El llano en llamas’. Ningún otro, por mucho que se lo pidieron. J.D. Salinger, autor de ‘El guardián entre el centeno’, solo publico dos o tres cuentos más tras esa famosa novela, pero a los 44 años se retiró al campo, no quiso ver a nadie ni conceder entrevistas. Murió a los 91.