¿Usted también vio el “Grand Prix”?
Tengo recuerdos de cuando era chiquitín. Lo veía. Me acuerdo de las pruebas y los piñazos. Me acuerdo de algunas pruebas en concreto como los troncos locos… Han pasado muchos años, pero tengo un ligero recuerdo de cuando era pequeño.
¿Qué destacaría del formato actual?
Se han actualizado un poquito. Me han incluido a mí, entre otras cosas. Basándose en un programa de antaño, que no hay que perder esa esencia porque es lo que la gente busca, pero tiene que haber una pequeña renovación en la que entramos Cristinini o yo. Por otro lado, hay pruebas nuevas. Se ha sabido adaptar a los nuevos tiempos.
Han conseguido enganchar a las nuevas generaciones para que vuelvan a reunirse alrededor de la televisión.
Gente que lo veía de pequeño y ahora quiere verlo con sus hijos porque les recuerda esos veranos de hace 18 o 20 años. Es un programa familiar y de verano, por lo que es ideal para estos tiempos.
Su personaje ha vuelto a conectar por segundo año con los espectadores. ¿Recibe ese cariño en la calle?
Sí, lo recibo en la calle y, sobre todo, donde lo noto más es en los teatros cuando voy a actuar con mi ‘show’. Viene más gente a verme y notas esa cercanía. Se nota para mejor.
¿Nunca había trabajado en televisión?
Había hecho alguna cosita. Un poquito de cine con algún papel pequeñito, pero yo vengo de la gimnasia y ya me metí en el teatro de golpe. Realmente vivo de los teatros. He empezado con un programa grande y con mucho nombre.
¿Aceptaría hacer otro programa?
Depende. A mí me gusta mucho que me den rienda suelta, tener libertad. A mí me llamaron directamente, pero el personaje ya existía y les cuadraba. Al seguirme en redes, les cuadraba mucho tener un personaje así. No diría que no, pero no a cualquier precio, ya que tendría que verlo y, sobre todo, disfrutar haciéndolo. Si fuese algo que estuviese muy limitado, creo que no lo haría.
¿Qué es lo que más le ha sorprendido de trabajar delante de las cámaras?
Todo lo que hay que esperar porque los rodajes son eternos, todo va muy lento, hay muchísima gente trabajando… El ritmo es muy diferente, por ejemplo, al teatro. Todo va muchísimo más rápido, pero como decía mi amigo Ramón García, la tele es aprender a esperar.
¿Qué tiene su personaje para que guste tanto?
Es un personaje familiar. Parece un dibujo animado, ya que tiene aspecto de un dibujo animado vivo, por lo que es muy llamativo en la tele y atrapa a los niños. Para alguien más adulto, choca porque es muy excéntrico, pero, si le dejas unos minutos, te va ganando poco a poco. Es llamativo visualmente y estéticamente tanto para un niño como para un adulto.
Tenía dos años cuando se adentró en el mundo de la gimnasia. ¿Cómo fueron los inicios?
Fue el primer deporte al que me apuntaron. A mi padre le gustaba mucho la gimnasia. Me apuntó y tuve la suerte de que se me daba bien. Es el único deporte que he hecho a nivel de competir. Desde los 5 años hasta los 23 fui deportista de élite, me libré de la mili y fue mi profesión en esta primera etapa de mi vida. He hecho muchos deportes porque me encantan. Gimnasia artística es el deporte que más me gusta y al que le debo todo prácticamente. Fue muy bonito. Yo era un culo de mal asiento y la gimnasia me domesticó y me divirtió muchísimo. Me dio muchos valores que me van a servir para toda mi vida.
También trabajó en el Circo del Sol.
Estuve haciendo sustituciones, estuve muy poquito tiempo. La experiencia fue muy bonita, todo era muy grande, es la gran empresa de la fantasía porque todo es majestuoso, lleno de color y hacen las cosas muy bien. Allí hacía sustituciones de acróbata y realmente me gustaba más hacer el payaso.
¿Cómo nace esa combinación entre el humor y la gimnasia?
Es muy orgánico, ya que los payasos antiguos y los clásicos eran antiguos acróbatas que ya crecían, empezaban a hacer mayores y se caían en escena. Los jefes de los circos se daban cuenta que al público les hacía muchísima gracia. Es muy normal que un acróbata haya acabado siendo payaso. También están los dotes físicos que te da la gimnasia, conocer tu cuerpo a través de las acrobacias… Te hace ser un conocedor absoluto. Utilizo mucho la gimnasia porque sé hacerla y la gimnasia me ha dado mucha corporalidad. Hay payasos que no hablan y otros que sí, pero el físico me resulta indispensable. Si solo hiciese monólogos estaría muy limitado porque hay muchísimas cosas que sé hacer. El payaso es gestualidad, voz y cuerpo. Ahora se lleva más el ‘stand comedy’, es decir, hablar y contar historias, pero a mí eso me limitaría mucho.
¿En qué otros proyectos está trabajando?
Estoy montando un ‘show’ nuevo. A ver si en un año lo estreno. Ahora mi primer proyecto es tener vacaciones porque he estado trabajando mogollón y he pillado las vacaciones hace un par de días. Hay cositas como cine de ficción, montar el espectáculo nuevo y los dos que tengo. Uno empieza en enero. Termino en la Gran Vía con “Fuego salvaje” y empiezo a moverlo de gira por toda la península. Montando teatro, algún proyecto de ficción… Hay cositas.
¿Cree que el ‘Grand Prix’ tiene futuro?
Creo que sí. El año pasado pensé que igual sería sólo para un año, pero como fue tan bien… Siempre digo que es un formato muy familiar y de verano. En verano tampoco hay tanta cosa que ver en la tele. Me parece que es un programa ideal para ver porque es un programa fresco, lo puedes ver con tus hijos. Como dice la canción, es el programa del abuelo y del niño. Es muy fácil de consumir, por lo que puede durar algunos años más.
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