Transcurra como lo haga a partir de ahora este verano, ya no será igual al de los dos años pasados, que tanto calor nos trajeron. Hemos disfrutado de un mes de julio fresco y lluvioso y una primera quincena de julio con alguna pulsación de calor, pero sin valores tórridos generalizados. A partir de ahora va a llegar, con una probabilidad muy alta, el calor y la falta de confort térmico por las noches.
Todo esto para señalar que, en la transmisión de los pronósticos estacionales, cada vez más precisos, tenemos que establecer algunas pautas porque el titular a comienzos de junio fue que el verano de 2024 iba a ser tanto o más caluroso como los anteriores en nuestro país. O al menos los titulares de la prensa de esos días recogieron esa idea como destacada.
Es cierto que la comunicación del resultado de los modelos estacionales no tiene en cuenta los porcentajes o la medida de la probabilidad. Por eso, estos días el comentario en la calle era el error en ese pronóstico, porque calor fuerte, como se registró en el inicio de los veranos de 2022 y 2023, no habíamos tenido.
En efecto, ningún verano, ninguna estación del año se parece en lo atmosférico a las vividas con anterioridad. La circulación atmosférica repite patrones, pero no tiempos exactos en la misma secuencia temporal. Y, además, en estos modelos de pronóstico estacional, lo importante es el balance que debe hacerse al final del período estudiado.
A partir de ahora calor, calor fuerte en gran parte de nuestro país para las próximas semanas. Con especial intensidad en el litoral mediterráneo, porque a las mañanas calurosas se van a sumar noches tropicales y ecuatoriales sucesivas hasta finales de agosto. Y entonces haremos el balance de este verano. Un verano que no ha comenzado igual que los dos anteriores, pero que puede terminar siendo tanto o más caluroso que aquellos, porque la probabilidad de que esto ocurra es muy elevada.