Había expectación y no defraudó. De negro, bronceadísimo y, sobre todo, canalla, El Sol iluminó la noche coruñesa y encandiló a las más de 10.000 almas que abarrotaron el muelle de Calvo Sotelo [sin llegar a colgar el cartel de sold out], y que no dejaron de suspirar por Luis Miguel durante la hora y media que duró su concierto en Coruña Sounds. Una cita memorable, la primera del artista mexicano con su público gallego en doce años, y que no hizo más que alargar su leyenda. Y eso que comenzó regular, con 15 minutos de retraso y gente aún fuera del recinto cuando empezó a sonar la música. Sobre el escenario, la estrella sonrió, bailó y cantó. No le hizo falta más, consciente de que su música se ha convertido en un vehículo para reavivar emociones anestesiadas. Y es que, aunque lleva siete años sin lanzar un álbum, ha conseguido armar una de las giras más ambiciosas de su trayectoria.

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