Hasta Kamala Harris nunca había llegado a la vicepresidencia de Estados Unidos una mujer, ni una persona negra y, además, con raíces en Asia (su padre es de Jamaica y su madre de la India). Ahora, tras la renuncia de Joe Biden a la candidatura demócrata para las elecciones de noviembre, y con el “apoyo y respaldo total” del presidente a que ella sea la nominada, la antigua fiscal y senadora de California, de 59 años puede mirar a otro hito: la oportunidad de convertirse en la primera candidata negra de un gran partido y, más lejos en el horizonte, la primera presidenta del país.

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