Las campañas electorales en Estados Unidos son muy largas y exigentes. Hay que viajar por un país enorme, en ocasiones a varios lugares en el mismo día. Comienzan muy temprano por la mañana con entrevistas en radios y televisiones locales. Siguen con dos, tres o cuatro mítines, y más intervenciones en la televisión nacional por la tarde. Entre acto y acto, hay que aprovechar para hacer decenas de llamadas para recaudar dinero. Termina el día a deshoras, quizá con un mitin nocturno. Hay que estar muy en forma para darlo todo. Los anteriores candidatos demócrata y republicano, Barack Obama o Mitt Romney, se dejaban la piel recorriendo la geografía estadounidense. 

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