Los suministros de oxígeno disuelto en cuerpos de agua en todo el mundo están disminuyendo rápidamente: los científicos indican que es uno de los mayores riesgos para el sistema de soporte vital de la Tierra, y que habría que incluir el problema como un nuevo límite planetario, que son umbrales dentro de los cuales la humanidad puede continuar desarrollándose y prosperando para las próximas generaciones.
Una investigación liderada por científicos del Instituto Politécnico Rensselaer de Nueva York, en Estados Unidos, explica cómo la pérdida de oxígeno en ecosistemas de agua dulce y salada es una gran amenaza para la vida en general, la sociedad y el planeta. En el nuevo estudio, publicado recientemente en la revista Nature Ecology & Evolution, los investigadores vinculan en forma directa a la desoxigenación acuática con la estabilidad más amplia de todos los sistemas vitales de la Tierra.
La desoxigenación avanza en todos los ambientes acuáticos
Según una nota de prensa, en todos los ecosistemas acuáticos, desde arroyos y ríos, lagos, embalses y estanques hasta estuarios, costas y mar abierto, las concentraciones de oxígeno disuelto (OD) han disminuido notablemente y con extrema rapidez en las últimas décadas. Por ejemplo, los científicos indicaron que los lagos y embalses han experimentado pérdidas de oxígeno del 5,5% y el 18,6%, respectivamente, desde 1980 hasta hoy.
En el caso de los océanos la desoxigenación llega al 2% desde 1960, pero teniendo en cuenta que se trata de una masa de agua mucho más extensa y voluminosa a nivel global. Al mismo tiempo, los ecosistemas marinos también han experimentado un impacto sustancial en el agotamiento de oxígeno. Un caso paradigmático son las aguas intermedias frente a la zona central de California, que han perdido el 40% de su oxígeno en las últimas décadas.
«Es importante que la desoxigenación acuática se agregue a la lista de límites planetarios. Esto permitirá apoyar y centrar los esfuerzos mundiales de vigilancia, investigación y políticas para ayudar a nuestros ecosistemas acuáticos y, a su vez, a la sociedad en general», indicó en el comunicado el científico Kevin Rose, autor principal del nuevo estudio.
Límites planetarios y pérdida de oxígeno en el agua
Los límites planetarios representan umbrales en los principales procesos del sistema terrestre que son sensibles a la actividad humana y controlan la habitabilidad y la estabilidad a escala global. Estos procesos están interconectados con gran intensidad: el movimiento de un proceso de límite planetario puede alterar la probabilidad de cruzar otros límites.
De acuerdo a un artículo publicado en Science Alert, los límites planetarios que se han establecido hasta el momento son el cambio climático, la acidificación de los océanos, el agotamiento del ozono estratosférico, la interferencia con los ciclos globales del fósforo y el nitrógeno, la tasa de pérdida de biodiversidad, el uso global de agua dulce, el cambio en los sistemas de tierra y la carga de aerosoles y contaminación química.
Rose y sus colegas explican en el estudio que la desoxigenación acuática está estrechamente relacionada con los cambios en el clima y el uso de la tierra. Es causada por la disminución de la solubilidad del oxígeno en el agua, como resultado del aumento de las temperaturas, la reducción de la ventilación en aguas profundas y el incremento en el consumo de oxígeno, relacionado tanto con la temperatura elevada como con un mayor aporte de nutrientes y materia orgánica.
En conclusión, el calentamiento global y los contaminantes están alterando los procesos biogeoquímicos en los ecosistemas acuáticos, afectando negativamente tanto a los organismos marinos como a los de agua dulce. Las especies experimentan efectos fisiológicos y redes alimentarias enteras pueden transformarse cuando se produce la desoxigenación. Los organismos sufren reducciones en el crecimiento, el tamaño corporal y la reproducción: la falta de oxígeno también puede provocar muertes generalizadas y graves daños ecológicos.
Referencia
Aquatic deoxygenation as a planetary boundary and key regulator of Earth system stability. Kevin C. Rose et al. Nature Ecology & Evolution (2024). DOI:https://doi.org/10.1038/s41559-024-02448-y