Rafa Nadal se quedó en la orilla. La espera continúa. Son ya dos años aguardando que vuelva a besar un título. Pero no pudo quebrar esa maldición porque Nuno Borges, que logró su primer título ATP, lo dejó en la puerta dominando con gran autoridad la final de Bastad en dos sets (6-3 y 6-2) en 86 minutos. «Seguramente no volveré a jugar aquí, pero muchas gracias a todos porque he disfrutado mucho», ha confesado Nadal antes de dirigirse a su nueva cita: los Juegos Olímpicos de París.
La mínima resistencia ofrecida por el tenista mallorquín en el primer set se acabó en la segunda manga, que apenas duró 40 minutos. «No sé qué decir, es un momento espectacular para mí», reconoció el tenista portugués que debutaba en Suecia, tras derrotar a Nadal, admitiendo que «quizá no he jugado el mejor tenis de mi carrera y por eso estoy muy emocionado porque las cosas llegan cuando menos lo espera», ha añadido.
«Todos queríamos que Rafa ganase, incluso una parte de mí lo deseaba, pero algo más grande dentro de mí me empujó sobre todas las emociones»
Tiene 38 años Rafa y vivía su número 131 de una larga, increíble e inacabable carrera. Pero se quedó sin su título 93, el que peleó en el torneo ATP 250 de Bastad. «Todos queríamos que Rafa ganase, incluso una parte de mí lo deseaba, pero algo más grande dentro de mí me empujó sobre todas las emociones», ha reconocido Borges, emocionado y superado porque disfrutaba de su primer gran éxito. «Muchas felicidades Nuno por este gran torneo, te deseo lo mejor a lo largo de la temporada», ha dicho Nadal.
«Me he divertido mucho en la pista, he tenido buenos momentos, pero Nuno ha jugado muy bien y ha sido difícil para mí»
«Me he divertido mucho en la pista, he tenido buenos momentos, pero Nuno ha jugado muy bien y ha sido difícil para mí», ha reconocido el tenista mallorquín, quien agradeció a la organización «porque todas las veces que he estado aquí me han tratado muy bien y aquí hay una gran atmósfera. Gracias por vuestra hospitalidad», ha subrayado Nadal, elogiando el apoyo «de mi equipo y de mi familia porque han estado ahí siempre, sobre todo en los momentos bajos».
El primer set estuvo marcado por la igualdad hasta que llegó a su ecuador, con territorio peligroso para Nadal, que perdía 3-2 en el marcador y con saque a su favor. Pero una maravillosa dejada de Nuno Borges acabó abriendo un boquete en el marcador de una soleada tarde dominical en Bastad. En ese momento, las manos del mallorquín comenzaron a emitir señales inquietantes cediendo el séptimo juego.
Errores en el saque
O sea, un comprometido 5-2 subía al marcador en contra de Nadal aprovechando un excelente servicio del tenista portugués, a quien se le veía, a sus 27 años, cómodo en la tierra batida sueca. El problema para Rafa es que no podía ganar con el saque a favor ni uno solo de sus juegos, lo que le dificultaba el paisaje. Tres juegos, tres saques perdidos. Mal síntoma.
A cada descanso de la final, una toalla con hielo cubría el cuello y la espalda del tenista balear mallorquín. Y el primer servicio que ganó, al fin, Nadal en el primer set llegó en el cuarto juego colocando el 5-3. Ya era demasiado tarde porque Borges, fiable y sólido (75% de acierto en el primer servicio frente al 56% del español), aprovechó el primer punto que tenía para dominar el set: 6-3 en 46 minutos.
Y para Nadal era el tercer partido consecutivo del torneo en el que empezaba perdiendo la primera manga, castigado como andaba, además, en el plano físico. Lo que mal acabó con ese 6-3, mal empezaba en el segundo set porque estuvo a punto de perder el mallorquín su servicio. Lo logró sufriendo, pero se adelantó con el 1-0. Borges, en cambio, iba por la vía más rápida evitando que los juegos se alargaran.
Mal segundo set
Así transitaba el partido con Nadal, ahora sí, protegiendo su servicio con la destreza que solía tener. 1-0 y 2-1, todo en 17 minutos. Y esa inmensa toalla blanca como aliada en cada momento de breve descanso para combatir el gran calor de Bastad y darle energía extra a un cansado Rafa.
Borges, entretanto, a lo suyo. Sin fisuras y sin sobreesfuerzos, rompía el saque a Nadal, empeñado en alcanzar lo antes posible el título ampliando su renta a un tranquilo 4-2 demostrando que estaba cada vez más cerca de su primer título. Se estaba asomando a la cornisa, quedándose el español sin el primer título en los dos últimos años.
El portugués tomó el atajo más adecuado para lograr el segundo set y llevarse el trofeo teniendo una cómoda renta de 5-2 tras romperle en dos ocasiones el servicio a Nadal. Justo en el momento en que liquidó el octavo y último juego para dejar al mallorquín, sin el 93 título de su carrera.