Marylin Cortes lleva dos años residiendo en Toledo por la inseguridad con la que vivía junto a su familia en Colombia. Ella era pedagoga infantil en una escuela rural; su marido, ingeniero de sistemas de formación, trabajaba en política. «Recibió algunas amenazas de grupos ilegales, algunas cumplidas y otras no. Por protección de nuestras hijas dedicidmos tomar el rumbo de venir a España», relata.

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