José Manuel Antich tenía un sueño: crear su propia granja de gallinas ponedoras de libre pastoreo en Silla. Este extrabajador de la Ford, vecino del municipio, no quería una instalación intensiva, sino una casa-corral de 60 metros cuadrados pensada en el bienestar de las aves, con capacidad para 500 ejemplares. Y centrar su negocio en un modelo sostenible y ecológico, dirigido a proveer huevos a vecinos de su localidad. Esta es la “historia de superación personal y técnica” de cómo lo ha conseguido después de una espera activa de más de 700 días.

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