Si alguien pensó que el atentado había transformado políticamente a Donald Trump se equivocó. Ese espejismo de un líder moderado y enfocado en unir al país ya empezó a evidenciarse el jueves durante su discurso de aceptación de la nominación republicana en la convención en Milwaukee, donde los mensajes calculados se ahogaron entre la vuelta de su lenguaje duro y de los ataques. Pero aquello fue solo un aperitivo. Y este sábado, en su primer mitin tras el intento de asesinato y ya con su candidato a vicepresidente al lado, J.D. Vance, el viejo Trump conocido se ha mostrado en todo su esplendor.

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