Tras la victoria de España en la Eurocopa, y la consiguiente celebración en Madrid, la UEFA ha hecho caso a la Federación de Fútbol de Gibraltar, que ha denunciado a Rodri y a Morata por gritar, esa noche de fiesta, «Gibraltar español», repitiendo un vocerío de los aficionados, dándole una bofetada verbal a los ingleses que habían perdido la final de la competición.
Sin tener en cuenta hechos políticos, como que Gran Bretaña no es ya ‘dueña’ del peñón, sino que tiene una relación especial con él, y que Gibraltar es independiente (o casi), lo que sí parece algo absurdo es que la UEFA se lance a estas peleas político-legales. En efecto, lo hizo con el gesto del turco Demiral, al que le cayeron dos partidos (los justos para que no pudiera apelar al TAS, por los estatutos uefescos…).
Pero, o sorpresa, no hizo nada cuando Mbappé y otros jugadores franceses se metieron en política (lo que es el espacio legal para la sanción al otomano y lo que ha abierto el expediente disciplinario a los españoles) y aunque el neo-madridista habló de ‘no votar a los extremos’, los demás compañeros galos fueron directos a que no se siguiera al Rassemblement National, el partido de Le Pen.
Ahí no, la UEFA no le pareció que era un tema político, cuando es el más político de todos, porque el gesto de Demiral aparece en la historia turcomana en el siglo XVI, y no es una invención reciente, y lo de los capitanes de la selección española es una chanza más que otra cosa. Sin embargo, los francos parecen tener bula.
Y, tampoco vemos que la CONMEBOL haya abierto expediente a Enzo Fernández por sus acciones (redes sociales) en apoyo al racismo contra dos jugadores franceses, Fofana, por cierto compañero en el Chelsea del argentino y Koundé. Verdad es que la Federación Francesa de Fútbol se ha quejado, pero nada se ha iniciado, al menos de momento.
La rapidez con la que la UEFA ha sacado la pistola disciplinara contra Rodri y Morata parece algo extraña, porque ni se lo han pensado, y tampoco lo pensaron mucho cuando, en el cartel de la Eurocopa, el oficial de estos mandamases no apareció ningún futbolista español, sino ocho de otras tantas selecciones, al parecer más favoritas, deportiva y socialmente, para los de UEFA.
No es una reiteración al artículo de hace dos semanas, sino la constatación de que existen diversas formas de juzgar y, hay que decirlo sin parecer abarcar teorías conspirativas, que no parece gustar mucho en UEFA que España y, de paso los clubes españoles (Real Madrid, Barcelona, Atlético de Madrid, Sevilla o Villarreal por poner ejemplos de ganadores de competiciones europeas recientes), tengan tanto protagonismo.
También es cierto que el poder hispano ha perdido su verdor en los alrededores del lago Lemán, en la bucólica Nyon donde pacen los uefescos, y no es ya temida, fuera de lo meramente deportivo. En efecto, a quien se le ocurre no poner, en el cartel de favoritos, en una de esas ocho (o podían haber ampliado a nueve) fotos de jugadores, a un español, habiendo ganado la última competición del máximo organismo europeo, la Liga de Naciones…
En fin, solo para que lo sepan, no creo que vaya a haber una sanción más allá de dos partidos, o incluso ninguno, pero siempre dentro de ese margen jurídico, con el fin de evitar que el TAS pueda juzgar en última instancia un posible despropósito.
No sé si alguien ha llegado a traducir a la UEFA lo que dijo Blas de Lezo y Olavarrieta, el héroe vasco (español) de Cartagena de Indias y de otras batallas contra la ‘pérfida Albión’; ojo, que no fue Franco quien inventó esto, sino un poeta y diplomático francés, Augustin Louis Marie de Ximénès, luego copiado no solo por españoles sino también por alemanes y, obvio, galos.
Dijo, y así se cantó en la Cibeles, que un español, cuando meaba (perdónenme) debía siempre hacerlo mirando hacia Inglaterra. No parece que la UEFA haya percibido esto ni que la federación inglesa (FA) haya denunciado, quizá porque tiene más fair play o humor que los gibraltareños…
En fin, que, ya que aún no tenemos fútbol de élite y a la espera de los Juegos Olímpicos, nos tenemos que contentar con estos restos jurídico-deportivos, pero que tienen su miga, como habrán podido apreciar. Para finalizar, mi recomendación de esta semana tórrida va de historia, como no podía ser menos, y les acerco ‘El mundo en llamas’, de Marina Amaral y Dan Jones, fotografías y descripciones de una ‘larga guerra’, de 1914 a 1945. Disfruten y cuídense.
Suscríbete para seguir leyendo