Vicenzo Spanò se ha pasado años buscando a los Carrizzo. Su obsesión por Carmela le llevó a matar a su marido y, tiempo después, ha decidido mudarse a Nueva York para controlar la zona y poder reencontrarse con ella.
Carmela se queda paralizada al ver al hombre que le arruinó la vida en su restaurante, pero se arma de valor y sale a plantarle cara. La madre de los Carrizzo les pide a él y su acompañante que abandonen el local de inmediato y él, a pesar de su arrogancia, se levanta para marcharse.
“No sabe cuánto la he echado de menos”, le dice en tono baboso el capataz a Carmela. Ella recuerda el horrible incidente que protagonizó con él en el pasado y teme que Spanò siga molestando a ella y a su familia ahora que está en Nueva York. ¿Conseguirá pararle alguien los pies?