Salvo en grandes ciudades, como Madrid, Barcelona, Valencia o Sevilla, la actividad municipal en salud pública se restringe a aspectos como la higiene y la salubridad. Sin embargo, su papel puede ir más allá, en la prevención de enfermedades no transmisibles, como las cardiovasculares, renales o metabólicas, en salud mental o en las relacionadas con la obesidad. Lo asegura a El Periódico de España, de Prensa Ibérica, la doctora Dolores Rubio y Lleonart, ex directora general de Salud Pública del Gobierno de La Rioja y de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha. La experta cita iniciativas como impulsar más zonas verdes para que los mayores hagan ejercicio o precios asequibles a las instalaciones deportivas.
La doctora Rubio y Lleonart es especialista en Medicina de la Actividad Física y el Deporte y miembro del Observatorio Economía y Salud. Además, es una de las autoras del informe ‘Desafíos emergentes para la salud pública: las enfermedades no transmisibles’, que ha elaborado esta entidad, con la colaboración de la compañía Boehringer Ingelheim España.
Un documento en el que se pone el acento en como, ante la elevada prevalencia de ese tipo de dolencias, es necesaria «una mayor adaptación y coordinación de las políticas sanitarias a todos los niveles». Los expertos se remiten a patologías responsables del 74% de los fallecimientos a nivel mundial, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El envejecimiento
En las últimas décadas, señalan, han surgido «importantes desafíos» que han modificado los paradigmas existentes en salud pública, como la globalización, el envejecimiento progresivo de la población, los retos medioambientales, las grandes diferencias socioeconómicas entre territorios o los hábitos de vida sedentarios.
Los expertos abogan por impulsar una «mayor adaptación y coordinación» de las políticas sanitarias a todos los niveles, también al municipal
Es en ese contexto, enfatizan, donde se debe impulsar una «mayor adaptación y coordinación» de las políticas sanitarias a todos los niveles. También al municipal. «Los ayuntamientos son un ente administrativo clave en la implementación de políticas de prevención, de cara a lograr una salud pública que sea más sólida, cohesionada, predictiva y capaz de un cambio de modelo», señala la doctora Rubio.
«Si estudiamos las poblaciones, en el momento actual, vivimos más años que nunca», añade y, aunque a partir de los 65 años hay una mayor relación con procesos de discapacidad y fragilidad, de lo que se trata es de «retrasar estos efectos». El reto «es extender la calidad de vida».
Un papel clave
Es ahí donde, dice esta experta, los ayuntamientos pueden jugar un papel clave poniendo en marcha medidas como, por ejemplo, fomentar la venta de productos de cercanía para promover una buena alimentación y la adquisición de hábitos saludables. O extender las zonas verdes adaptadas ergonómicamente para que las personas mayores puedan desarrollar actividad física y permitir un acceso asequible a las infraestructuras deportivas municipales.
Aumentar el número de fuentes de agua potable en las calles, controlar el ruido en las ciudades, adquirir mobiliario urbano y de movilidad (transporte) más eficiente o poner en marcha medidas de prevención en el ámbito laboral ayudaría, dice la médico, a un menor impacto de esas patologías que suponen la primera causa de muerte en el mundo: el cáncer, las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, la obesidad o los trastornos de salud mental.
Salud pulmonar
«La municipalidad juega un papel importante. Por ejemplo, el concepto de ‘salud pulmonar’, ligado a los espacios verdes, va cogiendo fuerza», reseña la experta. Un nuevo y recientísimo estudio -realizado con 35.000 niños y niñas de ocho países y publicado en Environment International, que lidera el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal)-, ha hallado un vínculo ‘sólido’ entre la exposición a espacios verdes en la primera infancia y una mejor función pulmonar.
Si se trata de señalar municipios desde los que se promueve la salud pública, la experta pone dos ejemplos. Por un lado, el Ayuntamiento de Madrid, que ha puesto en marcha un mapa que busca identificar los activos de salud de cada barrio, para delimitar espacios que influyen positivamente en la vida cotidiana de los ciudadanos. Por otro, también cita una iniciativa puesta en marcha en la ciudad de Jerez (Cádiz), donde se ha creado la figura del ‘agente de salud’ para el fomento de estilos de vida saludables y el autocuidado.
En el informe del Observatorio Economía y Salud, sus autores desglosan un decálogo de propuestas encaminadas a mejorar ese abordaje de las enfermedades no transmisibles. Entre otras, potenciar el cribado y diagnóstico; realizar modificaciones legislativas para contar con instrumentos de control, gestión y de aportación de datos como la Agencia Estatal de Salud Pública o desarrollar más leyes de salud pública de ámbito autonómico que impulsen la gestión de políticas específicas para estos territorios, prestando especial atención a la importancia de los municipios.