Si Joe Biden decidiera finalmente abandonar su intento de ser reelegido como presidente de Estados Unidos los demócratas necesitarían un nuevo candidato para medirse a Donald Trump el 5 de noviembre. La lista que se baraja en Estados Unidos para ese potencial relevo es larga.
Kamala Harris
El consenso es que la actual vicepresidenta, de 59 años, sería la opción que el propio Biden señalaría como alternativa, pero ni siquiera así estaría garantizada su nominación y otros podrían entrar en la carrera y tratar de buscar la candidatura en la convención de Chicago.
Hija de académicos que emigraron de Jamaica e India y graduada en derecho, en 2011 se convirtió en la primera mujer (y de color) elegida como fiscal general de California. Cinco años después llegó al Senado. En 2020 abandonó su carrera en las primarias demócratas antes del primer voto y luego fue elegida por Biden como número 2.
Su vicepresidencia ha sido gris. Biden le hizo un flaco favor al encargarle que fuera la cara de las políticas de inmigración, pero sumó sus propios problemas, de la artificialidad a pobres discursos. En los últimos meses, no obstante, ha elevado su estatus político al centrarse en derechos reproductivos y en acercarse a jóvenes, mujeres y minorías.
Gretchen Whitmer
La gobernadora de Michigan es una estrella en ascenso en el Partido Demócrata. Logró dos victorias contundentes para su cargo en 2018 y 2022 en un estado que, entre el puñado de los bisagras que acaban decidiendo las presidenciales, será también vital este noviembre.
Fue víctima de un intento de secuestro y asesinato por parte de una milicia de extrema derecha.
Sus medidas a favor de garantizar el derecho al aborto, de control de armas o de protección de los derechos de la comunidad LGTBQ puede atraer a progresistas pero tiene también un historial que le puede hacer atractiva para moderados.
De 52 años, casada, con dos hijas y tres hijastros, no ha ocultado sus ambiciones presidenciales, aunque en los últimos días ha mostrado su apoyo a Biden (que la tuvo en la lista final de potenciales vicepresidentas) y ha dado indicaciones de que no retaría a Harris en la convención.
Gavin Newsom
El gobernador de California es otro político que antes de que se abriera la crisis de Biden tenía su vista claramente puesta en las elecciones de 2028. De hecho, en su caso, ya cuando entró en la vida pública en 1998 a nivel municipal dijo que quería ser presidente.
De 56 años, Newsom fue el alcalde más joven de San Francisco y luego fue vicegobernador durante ocho antes de llegar en 2018 a su actual cargo, donde en 2021 superó una moción de censura.
Visto como agudo y hábil pero también como superficial y arrogante, ha construido una red de donantes y respaldos y ha elevado su perfil nacional con actos como un debate que protagonizó con Ron DeSantis. En esa búsqueda también ha ido moderando y llevando hacia el centro algunas de sus propuestas y políticas pero llevaría el lastre de algunos problemas de California, de la crisis de las personas sin hogar hasta un elevadísimo déficit.
Igual que Whitmer, defiende la continuidad de Biden y también ha insinuado que no retaría a Harris (con la que no podría ir como vicepresidente, pues los dos candidatos no pueden ser del mismo estado).
Pete Buttitieg
El actual secretario de Transporte de Biden irrumpió en la escena política nacional desde la alcaldía de South Bend (Indiana) en 2020. En aquellas primarias, y antes de que Biden lograra encarrilar su nominación en Carolina del Sur, casi gana en Iowa y New Hampshire.
Aunque en el Ejecutivo se ha encargado de una cartera que ha vivido momentos de crisis, se ha probado como uno de los mejores comunicadores de la Administración y ha plantado cara a los republicanos en varias comparecencias en el Congreso o en apariciones en Fox News que hacen las delicias de los demócratas. Uno de sus mayores puntos débiles es que, al menos en 2020, no tuvo prácticamente apoyo entre votantes de minorías.
Buttitieg es gay, tiene 42 años, está casado y tiene dos gemelos por gestación subrogada.
Gina Raimondo
La secretaria de Comercio es una de las personas más preparadas de la Administración de Biden. La antigua empresaria e inversora fue durante dos mandatos gobernadora de Rhode Island, donde recortó impuestos, subió el salario mínimo, garantizó otros derechos laborales y amplió las energías renovables.
Sus críticos en el estado la llamaban «la demócrata de Wall Street» por otras medidas menos progresistas pero es precisamente una de las favoritas del mundo empresarial. Y en el Ejecutivo ha demostrado competencia, ya sea implementando la nueva regulación sobre semiconductores, en la gestión de la relación comercial con China o al probarse una de quienes mejor entiende la inteligencia artificial.
Wes Moore
El gobernador de Maryland es otra figura en ascenso en el Partido Demócrata. Negro, de 45 años, es el prototipo de historia de superación y talento. Empezó en un ‘college’ comunitario antes de entrar en la John Hopkins y luego ganar una beca Rhodes para ir a Oxford. Fue militar y sirvió en Afganistán, dirigió una fundación benéfica e hizo dinero en Wall Street. Ha escrito cinco libros y aunque tiene poca experiencia en política, con solo año y medio en el cargo, podría ser una inyección de energía en la campaña.
J. B. Pritzker
De 59 años, y miembro de la familia cofundadora de la cadena hotelera Hyatt, el gobernador de Illinois es un milmillonario con una gran fortuna que podría ayudarle en una campaña presidencial.
Como gobernador ha avanzado una agenda progresista que ha pasado desde por la subida del salario mínimo al veto a las armas de asalto y por la codificación del derecho al aborto en Illinois después de que el Supremo le derogara la protección constitucional al derecho, declarando el estado santuario para mujeres que necesitan interrumpir sus embarazos.
Josh Shapiro
‘The Washington Post’ ha descrito al gobernador de Pensilvania como una de las estrellas en ascenso «más intrigantes» en la formación. Aunque solo lleva un año y medio en el cargo (después de haber sido fiscal general y tras varios mandatos como congresista estatal y otros cargos), este político de 51 años ha conseguido algo inusual entre los demócratas: lograr la aprobación de tres de cada 10 votantes que apoyan a Trump.
Es una buena carta de entrada, como dirigir un estado sin el que es difícil conseguir una victoria presidencial en noviembre. Pero también ha chocado con Biden y con grupos de defensa medioambiental por su apoyo a la industria del gas y no es favorito de los progresistas por su férreo apoyo a Israel.
Michelle Obama
Pese a haber dejado claro que no tiene ninguna intención de presentarse, ni de volver a Washington, la esposa de Barack Obama no puede evitar que su nombre entre, si no en todas las quinielas, en todas las listas de deseos de los demócratas.
Es una fantasía que se apoya en su popularidad (la más alta que ha tenido una ex primera dama desde Lady Bird Johnson). También, en los resultados que esta mujer de 60 años que se graduó en Princeton y Harvard obtiene en sondeos que plantean posibles duelos con Trump. Ella es la única que gana con contundencia al republicano, por 50% frente a 38% según una encuesta de Reuters/Ipsos.
Cualquiera con ilusión debería desistir. «Nunca jamás he dicho ‘quiero postularme’. Nunca«, le decía el año pasado en una entrevista a Oprah Winfrey. «La política es dura y la gente que se mete en ello es como en el matrimonio o los hijos: tienes que quererlo, tiene que estar en tu alma. No está en mi alma».
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