El pasado lunes, dos días después de sobrevivir a un intento de asesinato, Donald Trump hizo su primera aparición pública en la Convención Nacional Republicana que se celebra en Milwaukee y que esta noche le coronará, de nuevo, como candidato a la presidencia de Estados Unidos. El líder conservador, convertido ya en una figura mesiánica, desató la euforia entre sus seguidores. Sin embargo, su nominación contó con una ausencia notable, la de la ex primera dama Melania Trump, invisible durante la campaña.
En 2016, la tercera esposa de Trump apoyó la candidatura de su marido a la Casa Blanca con un discurso en el celebraba sus valores. Sus palabras dieron la vuelta al mundo cuando se supo que había plagiado el speech de Michele Obama en 2008. Cuatro años después, en un 2020 marcado por la pandemia del covid, respaldó a su esposo de forma telemática. A diferencia de entonces, Melania se ha mantenido ahora alejada de la actividad política.
En EEUU es tradición que la mujer del candidato arengue a sus fieles con una serie de anécdotas personales, más o menos fabricadas, que enaltezcan y humanicen su figura. La actual primera dama, Jill Biden, mantiene desde hace semanas una actividad frenética para recaudar fondos y pedir el voto para su marido, Joe Biden.
Tradición rota
No es el caso de Melania. Su hijastro, Eric Trump, ha asegurado que la exmodelo estará hoy «con toda su fuerza y efecto» en la cuarta y última jornada del cónclave trumpista. Aun así, su papel se prevé discreto, pues no aparece en la lista de oradores, rompiendo así con décadas de tradición.
«Melania sabe lo que hace y hace lo que quiere. No le gusta hablar en público. Es una solitaria. Y es inteligente, plenamente consciente de que si habla poco, la gente la escuchará con más atención. Y si permanece en la sombra, llamará más la atención cuando sea el centro de atención», ha señalado la periodista Mary Jordan, autora de su biografía, The Art of Her Deal.
Bajo perfil
La exposición pública de Melania ha sido escasa. En los últimos meses, la ex primera dama se ha limitado a participar en actos a puerta cerrada, desde recaudaciones de fondos a cenas como la que Trump mantuvo en su residencia de Mar-a-Lago con el primer ministro húngaro, Viktor Orbán. En sus redes sociales ha alternado los mensajes institucionales con la promoción de su nueva línea de joyería. Aunque las ha usado para compartir el comunicado en el que condena el ataque a su marido, no lo ha hecho para impulsar su campaña presidencial. El último vídeo que compartió de Trump en X, la red social anteriormente conocida como Twitter, es de octubre de 2022.
El silencio de Melania podría deberse a su voluntad por distanciarse de la retórica incendiaria del expresidente usando un tono más conciliador, como hizo durante su mandato, si bien no siempre ha sido una voz de moderación. También al luto por la muerte de su madre, Amalija Knavs, que falleció en enero.
Escándalos sexuales
Sin embargo, a nadie se le escapa que su bajo perfil ha coincidido con el vía crucis judicial de Trump. Según Jordan, el enfado que la exmodelo ha arrastrado durante años por los escándalos sexuales de su marido explican que se haya alejado de los focos de los tribunales. El presidente ha sido declarado culpable de 34 delitos por ocultar los pagos con los que trató de silenciar a la actriz porno Stormy Daniels, quien le había acusado de mantener relaciones sexuales sin preservativo con ella en 2006, poco después de casarse con Melania y de que esta diese luz a su único hijo en común, Barron Trump. Trump también ha sido condenado por abuso sexual y difamación de la escritora E. Jean Carroll.