La fauna salvaje que campa a sus anchas por las montañas de la provincia de Alicante está provocando afecciones a los cultivos en varias zonas. Así lo ha indicado la Unió Llauradora i Ramadera quien ha realizado un estudio sobre los efectos que causa anualmente este tipo de animales como los arruís, muflones, ciervos y cabras y que alcanzan pérdidas directas para los agricultores se acercan a los 10 millones de euros.
Los mayores daños de estas especies se concentran en las comarcas alicantinas de la Marina Alta, la Marina Baixa, El Comtat, L’Alcoià, L’Alacantí y el Alto y Medio Vinalopó, donde se producen cada vez más pérdidas en cultivos como el olivar (47 %), almendros (39 %), otros frutales (13 %) y cereal (1 %).
Como ya publicó este diario, zonas como Tàrbena están sufriendo las consecuencias de la presencia de estos animales en la zona que arruinan los cultivos, un problema que se une a la sequía y a las terribles consecuencias del incendio que se produjo hace tres meses y calcinó el monte. Desde la Unió han recalcado la presencia de esta fauna salvaje como una «amenaza creciente» que se une precisamente a esa falta de agua y precipitaciones en las zonas de montaña.
«Los ciervos, muflones, arruís, etc., animales que en tiempos pasados eran considerados parte del atractivo natural de la zona, se han convertido en una preocupación significativa para los agricultores», indican. Estos animales, introducidos o gestionados con fines cinegéticos, «están causando daños considerables a los cultivos y generando un impacto económico y ambiental alarmante».
Todos estos animales son «herbívoros por lo que se alimentan de una amplia variedad de plantas, incluyendo las cultivadas por los agricultores de la zona», han indicado. Los ciervos, por ejemplo, tienen una preferencia por brotes tiernos y hojas, «lo que los convierte en una amenaza para las plantaciones jóvenes y los árboles frutales». Los muflones, con sus hábitos de pastoreo, pueden «devastar campos enteros de cereales y hortalizas, mientras que los arruís, con su capacidad de adaptarse a terrenos escarpados, no solo consumen cultivos, sino que también pueden desarraigar plantas en busca de alimento».
Además de la «evidente pérdida directa de la cosecha» también hay consecuencias indirectas, como el «aumento de los costos para los agricultores que deben invertir en medidas de protección, así como en la replantación de cultivos dañados». Además, los daños recurrentes «pueden desincentivar a los agricultores, reduciendo la productividad y la viabilidad económica de las explotaciones agrícolas». El impacto económico de estas especies en la agricultura alicantina es significativo, apuntan desde la Unió. Los daños causados «no solo afectan a los cultivos, sino que también están provocando accidentes de tráfico, y el riesgo de transmisión de enfermedades a otras especies animales».
Las especies
El arruí por ejemplo es una especie procedente del norte de África e introducida en Murcia en los años 70 y está catalogada como especie exótica invasora. En las comarcas de la Montaña de Alicante se calcula que puede haber unos 2.500 ejemplares. «El equilibrio entre la conservación de la fauna cinegética y la protección de la agricultura es un desafío complejo, pero manejable», indica Miguel Ángel García, agricultor afectado y productor de aceite de La Unió en Benifallim (L’Alcoià).
La montaña de Alicante, «con su rica biodiversidad y su importante sector agrícola, puede servir como modelo para otras regiones enfrentadas a problemas similares. Con un enfoque integrado y sostenible, es posible proteger los intereses de los agricultores al tiempo que se conserva la riqueza natural que define a esta hermosa región. Es crucial por tanto implementar desde la Conselleria de Medio Ambiente estrategias de gestión sostenible que equilibren la conservación de la fauna cinegética con la protección de la agricultura”, señala.
García ha visto como en los últimos años ha perdido bastante cosecha de aceitunas en la parcela que tiene más cercana a la sierra por los destrozos de los animales ungulados, mientras en 2022 tuvo unos 1.300 kilos, en 2023 recogió ya solo sobre 300.
La conselleria pone como aliados a los cazadores
En Tàrbena, el anterior conseller de Agricultura, Agua, Ganadería y Pesca, José Luis Aguirre (Vox), solo un día antes de cesar en el cargo ya escuchaba la petición del alcalde del municipio, Francisco Javier Molines, sobre este asunto. Este jueves, el nuevo responsable del departamento, Miguel Barrachina, también se ha referido a este asunto de la fauna salvaje tras reunirse con la Federación de Caza de la Comunidad: «La conselleria va a estar junto a los cazadores valencianos, porque son el mejor aliado de los agricultores para evitar el daño que la sobrepoblación de fauna salvaje está haciendo en los campos«.
La reunión del nuevo conseller con la Federación de Caza de la Comunidad. / INFORMACIÓN
Durante el encuentro con la presidenta de la Federación de Caza valenciana, Lorena Martínez, el conseller ha trasmitido su voluntad de diálogo y colaboración con la entidad, y ha expresado su apoyo a la labor que realizan, «porque en la Comunitat Valenciana existe un elevado número de agricultores que sufre daños en sus explotaciones agrícolas por sobrepoblación de fauna, provocándoles graves pérdidas».
También ha destacado la labor que realiza este colectivo «para evitar los problemas de seguridad vial» que se están padeciendo en determinadas carreteras de la Comunidad Valenciana. El conseller ha añadido que «la fauna salvaje tiene su espacio en los bosques y en los parques naturales, pero no haciendo un daño económico irreparable a los agricultores».