Con el verano cayendo a plomo sobre la ciudad, el Real Zaragoza está ya deshaciendo el camino que le conducirá al inicio de su duodécima temporada consecutiva en Segunda, algo inédito para un club acostumbrado a menesteres mucho más lujosos en su rica historia. Después de caer al vacío en 2013 en una situación financiera y social terroríficas, el equipo comenzó una larguísima travesía por el desierto que todavía no ha terminado y que obligó a la SAD a una transformación económica inevitable con consecuencias deportivas tremendas.

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