El virus del Nilo Occidental es un ejemplo de cómo las enfermedades transmitidas por vectores (mosquitos, garrapatas, moscas, pulgas y piojos) tienen un impacto significativo en la salud pública. En España, las marismas del Guadalquivir reúnen todas las condiciones idóneas para que el mosquito pueda instalarse: esta región se encuentra directamente en la ruta de numerosas aves migratorias de África y Oriente medio, tiene una gran población local de aves silvestres y se compone de tierras cálidas y anegables donde abundan las larvas de mosquitos Culex.

Cuando el mosquito del Nilo pica, la zona afectada se inflama y la piel que rodea la picadura se pone roja y sensible al tacto ya que está muy irritada, además de producir una picazón intensa. Las personas que se contagian con el virus no suelen presentar síntomas o suelen ser leves, y tras un período de 14 días de incubación, una de cada 5 personas infectadas manifiesta fiebre, dolor de cabeza, dolores corporales, sarpullido y ganglios linfáticos inflamados.

Virus del Nilo Occidental



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