Las esperadas mamparas ya están aquí y los propietarios de los bares y restaurantes en el nuevo Paseo Marítimo expresaron reacciones variadas ante la instalación de estos instrumentos que funcionan a modo de paravientos. Bruno Salazar, encargado del bar «Shamrock Palma» reconoció que las mamparas añaden un toque estético agradable al paisaje del paseo. Sin embargo Bruno expresó su preocupación por el impacto negativo en la capacidad de acogida del establecimiento, que ahora se reduce, debido a la necesidad de redistribuir y reducir el número de mesas para adaptarse al nuevo diseño. «Ahora hay que poner menos mesas que antes porque no caben», comentó Salazar, que se mostraba inquieto por como esta medida podría afectar a la afluencia de clientes y, consecuentemente, a los ingresos del bar.
En contraste Yanni Jerevenets, gerente del pub «Three Lions» parecía más optimista con respecto a las nuevas adiciones. Jerevenets apreció las mamparas no solo por su contribución a la estética del local, sino también por su funcionalidad práctica. «Nos dan estética al local y frenan el viento y el ruido», señaló Jerevenets. Además, Yanni comentó que, dada la particularidad de su horario de apertura más tardío, las restricciones de espacio impuestas por las mamparas no representan un problema significativo para su negocio.
Por otro lado, Manuel de Ysasi, gerente del restaurante Mira Blau, también se mostró favorable a las mamparas. Ysasi destacó especialmente la uniformidad que estas estructuras aportan a la estética general del paseo marítimo, lo cual considera beneficioso tanto para la imagen como para la experiencia del cliente. «Al estar todos los establecimientos sujetos a la misma normativa estética y funcional, se crea un ambiente más ordenado», explicó de Ysasi.
Opiniones diversas
Entre los ciudadanos de Palma, las opiniones son diversas y reflejan una variedad de preocupaciones. Laura Torres, una palmesana de toda la vida, valoró positivamente la uniformidad que las mamparas aportan al paisaje urbano. «Me parece una buena idea, no las veo feas y queda bien que sean iguales», comentó Torres, quien además apreció la protección adicional contra el viento, un problema recurrente en el paseo. «A menudo paseo por aquí y el viento puede ser bastante molesto», añadió la joven, que subrayaba cómo este cambio podría mejorar significativamente la calidad de las terrazas.
Por otro lado, Ricardo Sánchez se mostró más crítico. Para él, la instalación de las mamparas representa un gasto innecesario. «No me gusta la idea de las mamparas, a mi personalmente me parece un gasto tonto», explica Sánchez. Según su perspectiva, estas estructuras contribuyen a una estética más artificial, preocupándole que el paseo pierda parte de su encanto natural y diverso. «Es que no estoy seguro de que sean realmente necesarias y pienso que el viento no es un problema tan grande», argumentó Sánchez, poniendo en duda la necesidad de estas intervenciones.
Carmen Martínez, otra palmesana, tenía una visión mixta sobre el tema. Si bien estaba preocupada por la potencial concentración de turistas que las mamparas podrían facilitar en las terrazas del Paseo Marítimo, también reconoció los beneficios de comodidad que estas pueden ofrecer. «Me parece bien que pongan las mamparas… ahora, podremos estar más a gusto en las terrazas», admitió Carmen. La palmesana explicó que los espacios serán ahora más acogedores para todos, aunque esto podría atraer a aún más visitantes, limitando el área para los vecinos.
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