El productor audiovisual y exmiembro del grupo La Trinca, Josep María Mainat, ha otorgado su «perdón» a su exmujer, Angela Dobrowolski, por haber entrado en su correo electrónico personal para acceder a documentos sobre su testamento y el divorcio, pero no por haberle intentado asesinar inyectándole insulina. Así lo ha expresado el músico en un escrito entregado por su abogada, Olga Tubau, al tribunal que juzgada a su exesposa. De esta manera, decae el delito de revelación de secretos y la petición de pena para la procesada quedará reducida. En el caso del fiscal, pasará de 16 a 13 años, y de la acusación particular, ejercida por la abogada Olga Tubau, de 14 a 13. Por lo tanto, la única posible condena solo puede ser por el asesinato en grado de tentativa por presuntamente haber inyectado insulina a Mainat con intención de matarle.
«Me cuesta mucho aceptar que pretendiera asesinarme, después de 10 años, pero tengo unas lagunas que quiero aclarar», declaró en el juicio e el productor audiovisual sobre su exmujer, Ángela Dobrowolski. «Su cabeza no está en su sitio. Ha hecho cosas muy absurdas en este tiempo. Pero igual ella pensó que era lo mejor. Es posible, pero no lo sé (…). Quiero pensar que se arrepintió e intentó solucionarlo, pero no lo sé», precisó.
Mainat prosiguió: «Me gustaría que no fuera condenada porque en este juicio se demostrará que no había intentado asesinarme, pero si quería hacerlo, que se le condene (…) Si el tribunal la condena va a ser uno de los días más tristes de mi vida. No pienso que habré ganado, pienso que habré perdido. Para eso está el Código Penal». A la pregunta del abogado defensor de Dobrowolski sobre si perdona a su exmujer, el ex de la Trinca respondió: «Claro que la perdono». Esa versión ha hecho dudar al tribunal sobre hasta dónde alcanza ese perdón, pues en el delito de revelación de secretos si hay perdón del perjudicado se produce la exención de la responsabilidad penal.
La crisis matrimonial
Según la fiscalía, a principios de 2020, la pareja entró en una profunda crisis matrimonial y ella abandonó el domicilio conyugal en Barcelona, sin bien, «de forma irregular, pero con cierta frecuencia», precisa, continuó acudiendo al mismo. Incluso se quedaba allí a dormir, fundamentalmente los fines de semana, para mantener el contacto con sus hijos. En mayo, Mainat tomó la decisión de divorciarse y se lo comentó a su todavía esposa. Dobrowolski accedió, subraya la acusación, al correo electrónico del productor, sin su consentimiento, y examinó los ‘emails’ que se había cruzado con sus abogados (de ahí el delito de revelación de secretos). La procesada pudo examinar documentos sobre el procedimiento, pero también sobre la situación patrimonial y las disposiciones de carácter testamentario.
De esta manera, Dobrowolski, según el fiscal, tuvo conocimiento de que, si fallecía Mainat, ella sería una heredera más de su «muy notable patrimonio», siempre y cuando estuvieran casados y no divorciados. En caso contrario, quedaba excluida del testamento. Además, se enteró de que si se iniciaba el divorcio, el régimen establecido en las capitulaciones matrimoniales «limitaba y disminuía» los medios económicos de que disponía hasta entonces y que necesitaba para mantener «alto el ritmo de vida» que llevaba. Por esta razón, sostienen las acusaciones, en la madrugada del 23 de junio de 2020, en el domicilio familiar y tras una «fuerte discusión», Dobrowolski «ejecutó» su plan. Cuando el productor estaba dormido, la mujer lo despertó, manifestándole que debía inyectarle un medicamento para adelgazar que él utilizaba desde hacía tiempo. Sin embargo, sabiendo que su exmarido padecía diabetis, le inyectó, en realidad, una mezcla de insulina de acción rápida y de acción retardada, provocándole un coma.