Cuando el expresidente Donald Trump abandonó la Casa Blanca hace cuatro años, dejó un Israel irreconocible. Los cambios realizados durante su legislatura e, incluso, la ruptura con el status quo en las relaciones entre dos aliados históricos lo convirtieron en el «mejor amigo que Israel ha tenido en la Casa Blanca». Así lo bautizó en enero de 2020 el primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu. El propio Trump se declaró «el presidente estadounidense más proisraelí de la historia» unos meses antes. Ahora, su posible victoria en las elecciones presidenciales del próximo noviembre vuelve a traer la pregunta sobre la mesa en medio de la feroz guerra en Gaza. Muchos se preguntan si cuatro años más de Trump en la Casa Blanca podrían poner fin definitivamente a la ofensiva israelí y las consecuencias que su retorno tendría para las relaciones de Washington con el Estado hebreo.

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