Espera China la tormenta como un marino viejo. Las sufrió en el anterior mandato de Donald Trump, las sufre con Joe Biden y no escampará en las próximas décadas. Sabe Pekín que la hostilidad está ya solidificada en Washington, que sólo ella une a republicanos y demócratas y que la sinofobia también cabalgará sin bridas en esta campaña electoral. Con Trump en el horizonte no hay más estrategia que abrocharse el cinturón de seguridad en el comercio y aprovechar las oportunidades geopolíticas. China ya conoce el paño.

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