La posibilidad de que Donald Trump terminase entre rejas hacía prever que este sería un verano movido en Estados Unidos. Pero dos enormes giros de guion han mandado al traste todas las apuestas sobre cuáles serían los temas que se llevarían toda la atención. Por un lado, el mal desempeño de Joe Biden en el primer debate electoral provocó que muchos demócratas exigieran su retirada de la carrera presidencial. Eso dirigió el foco al Partido azul e hizo que durante semanas desapareciese de las noticias que un expresidente había sido declarado culpable de 34 cargos, la misma persona que podría volver a liderar el país en unos meses. Solo importaban los lapsus de Biden, su edad y si era posible convencerlo de que tirase la toalla.

Por otro lado, el atentado contra Trump este sábado en Pensilvania ha vuelto a hacer girar las tornas, llevando los titulares y los telediarios a un tema del todo inesperado. El ataque, que por el momento parece que llevó a cabo un chico de 20 años solo, sin motivaciones políticas y con un rifle semiautomático de su padre, ha hecho que todo el país se pregunte cómo ha podido suceder algo así, qué falló, si puede volver a pasar y cómo influirá en las elecciones que se celebrarán en noviembre. Además, esta semana se celebra la Convención del Partido Republicano en Milwaukee, Wisconsin, con lo que Trump y sus novedades -en la tarde de este lunes ha anunciado que el senador JD Vance será su número dos- acapararán el interés.

Pero el atentado tendrá efectos mucho más allá del Partido Republicano. Para empezar, condicionará en los próximos días la campaña electoral de Biden, que ha decidido no atacar al expresidente y centrarse en lanzar un mensaje de unidad.

El presidente se dirigió este domingo en directo al país desde el Despacho Oval de la Casa Blanca y pidió calma. «Es momento de bajar el tono», aseguró, diciendo que en Estados Unidos «no hay lugar» para este tipo de violencia política y que no puede normalizarse. «Podemos no estar de acuerdo», concedió. «Pero aunque no estemos de acuerdo no somos enemigos. Somos vecinos, amigos, compañeros, ciudadanos y sobre todo, lo más importante, somos compatriotas americanos. Debemos unirnos como un país, y demostrar quiénes somos».

Biden retira todos los anuncios de televisión

La campaña de Biden ha decidido retirar todos los anuncios de televisión y otras comunicaciones, incluyendo las que hacían sangre con la condena de Trump por el caso Stormy Daniels, en el que pagó a la actriz porno para tapar un escándalo sexual que no quería que afectase a las elecciones de 2016, en las que fue elegido presidente. «Estamos trabajando para retirar todos nuestros anuncios de televisión lo más rápido posible», comunicó a los medios un portavoz de la campaña de Biden, justificándolo en la «seriedad» del momento.

El equipo de Biden ha centrado sus esfuerzos en dejar claro que Trump es un criminal convicto, el primer presidente condenado de la historia del país, y había comenzado a emitir un anuncio de televisión que lo llamaba delincuente, el más agresivo de todos los que han hecho hasta el momento. La campaña se ha gastado 50 millones de dólares en intentar convencer a los votantes de los estados bisagra, y el anuncio formaba parte de esa inversión. En un primer momento parecía que los demócratas preferían no entrar en los líos judiciales de Trump, pero hace solo unas semanas eso cambió.

Donald Trump fue condenado en mayo por 34 cargos que incluyen la falsificación de documentación para intentar encubrir los pagos a una estrella del porno de cara a las elecciones de 2016. Después del atentado del sábado, el senador y ahora futuro vicepresidente de Trump JD Vance tuiteó que la culpa la tenía la campaña de Biden por haber vendido al expresidente como un autoritario al que había que parar fuese como fuese.

«Se está poniendo muy poco el foco en Trump, en lo que está haciendo, en las mentiras que dijo en el debate», dijo Biden en la noche de este lunes, en una entrevista en la que se le preguntaba por esas acusaciones. «No soy el que dijo que quería ser el dictador desde el primer día, no soy el que rechazó aceptar el resultado de las elecciones. No puedes amar solo a tu país cuando ganas. Mi objetivo, la idea era centrarse en lo que él estaba diciendo», aseguró.

Una bolsa de aire para el presidente

El Comité del Partido Demócrata ha recalcado que a partir de ahora la campaña se centrará en «dibujar el contraste» entre su visión «positiva del futuro» y la agenda republicana, en su opinión «centrada en mirar al pasado», según ha asegurado un portavoz a la agencia de noticias Reuters. Eso por un lado supondrá una dificultad para Biden y su equipo, porque no podrán utilizar los puntos débiles de Trump para atacarle al menos por unas semanas, pero por otro lado el presidente verá cómo baja el nivel de presión por parte de su partido.

«Esto lo cambia todo. Todavía lo estamos analizando. Plantear la situación contra Trump se hará mucho más difícil», ha dicho un miembro de la campaña. Pero la misma persona tenía claro que el atentado relajará el ambiente alrededor de Biden (81 años) que ya llevaba semanas viéndose asediado por los medios y determinados miembros de su formación política que en público y en privado le pedían retirarse después de haber sufrido importantes despistes. El ataque contra Trump podría mejorar aún más la situación del expresidente en las encuestas, y quizá ahora sea más difícil que otro miembro del Partido Demócrata esté dispuesto a inmolarse para perder en noviembre. Otra cuestión será cómo se comportará Biden en el sinfín de entrevistas, mítines y eventos que tiene por delante, de los que nada ni nadie puede salvarlo.

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